“Es un orgullo poder decirle al país que en Salta no hay grietas. Nuestra querida provincia hoy no se pintó de amarillo, ni de azul ni de celeste. Se pintó con el poncho salteño, que llevamos en el corazón, para decirles a todo el país que es necesario que trabajemos juntos", proclamó Sáenz el domingo por la noche desde su búnker de campaña.
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En momentos en que se enfría el vínculo del Presidente con los gobernadores, el mandatario salteño anunció que en su territorio nació un “nuevo movimiento provincial” y remató que en toda su carrera "nunca necesitó ni pidió la bendición de un dirigente nacional".
Sorprendieron esas palabras cuando el Frente de Todos necesita mostrar unidad para las PASO y las elecciones del 14 de noviembre, sobre todo después del Olivos gate. También llamó la atención ese mensaje porque, antes del cierre de listas, la Casa Rosada había intervenido en la interna del PJ salteño para consumar la unidad entre Sáenz y la fracción que representa Sergio “Oso” Leavy, que incluso tenía el sello del FdT y no quería compartirlo con el resto.
¿Podría anticipar esa definición de Sáenz una postura compartida entre los caciques peronistas? “Si bien hay solidaridad con Alberto, lo que está pasando es que los gobernadores están mejor que el Presidente, y los intendentes mejor que los gobernadores, por eso las campañas tienen a provincializarse”, analizó ante A24.com un hombre de extrema confianza de uno de los mandatarios del PJ.
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Alberto y Cristina, en campaña. (Foto: prensa)
Para explicar esa distancia con la Casa Rosada, el colaborador apela al más rabioso pragmatismo: “Antes nos agarrábamos todos de Cristina, que tenía mejor imagen que cualquiera, pero ahora no es así. Por eso nadie va a arriesgarse en su territorio”.
De todos modos, los gobernadores agradecen el compromiso del poder central ante sus distintas demandas. “No nos podemos quejar. Estamos muy agradecidos porque se reactivaron obras”, confiesan desde el peronismo del NEA, donde comparan la actualidad de la región con la “sequía extrema” que la atribuyen al gobierno de Mauricio Macri.
“Macri miraba sólo para la Ciudad de Buenos Aires, y este presidente es un porteño culposo que abrió el grifo para esta zona”, valoran en una de las gobernaciones peronistas. Digamos todo.
Si bien Alberto no podía esperar demasiado de jefes peronistas como el cordobés Juan Schiaretti -que nunca cedió a los cantos de sirena de la Rosada y mantuvo su línea propia autónoma del Frente de Todos-, sí había más expectativas en el rol que pudiera haber tenido por estos días el sanjuanino Sergio Uñac, de llamativo perfil bajo en el último tiempo.
¿Se viene el provincialismo?
Con una curiosa ingeniería digna del peronismo silvestre, Sáenz arrasó en las elecciones provinciales con dos listas de legisladores, Unidos por Salta y Gana Salta, la primera referenciada en su conducción y la otra volcada al PJ local. En la capital provincial, Juntos por el Cambio quedó segundo y el albertismo salió cuarto. Un resultado que podría encender luces de alarma en la Casa Rosada.
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Sáenz, el ganador del fin de semana. (Foto: archivo)
Envalentonado, Sáenz dijo que se conforma con la bendición de los "salteños y la de Dios” y pareció exhibir lo que será su hoja de ruta de acá en más: "Esto no significa acompañar a distintos gobiernos. La gente elige y hay que respetar a los que fueron elegidos, acompañarlos y ayudarlos para que nos vaya bien a todos los argentinos, pero también ponerse firme cuando los intereses de Salta se ven perjudicados por algunas normas centralistas".
El caso Santa Fe
En la “pampa gringa” el gobernador Omar Perotti -que nunca se llevó bien con el kirchnerismo- ya había lanzado, en junio, su espacio propio, “Hacemos Santa Fe”, donde pretendía mantener su identidad de peronista “de centro”.
Si bien la necesidad de la elección lo había llevado a acordar una lista de unidad con el kirchnerismo, con los precandidatos a senadores Marcelo Lewandoski (PJ) y María de los Ángeles Sacnun (cristinismo), fue el propio ex ministro Agustín Rossi el que terminó plantándole una interna nada más y nada menos que con su propia vicegobernadora, Alejandra Rodenas, como compañera de fórmula para el Senado.
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El precandidato a senador Agustín Rossi enfrentará en las PASO a Omar Perotti en la provincia de Santa Fe (Foto: Telam).
Este duelo, también de consecuencias difíciles de medir, podría terminar de definir la relación de Perotti con el poder central: la victoria de su lista en las PASO sellaría la relación; en caso contrario, la distancia con la Casa Rosada podría ser más marcada y sólo quedaría esperar a ver cómo se ordena el peronismo santafesino en la antesala del recambio de 2023.
Hierve Tucumán
Otro gobernador que atraviesa una situación similar es el tucumano Juan Manzur, a quien su propio vice, Osvaldo Jaldo, decidió enfrentarlo en las PASO. De estrecha relación con Alberto pero alejado del kirchnerismo, Manzur afronta el dilema de perder las PASO y quedar deslegitimado para lo que le queda de mandato.
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La Casa Rosada hizo esfuerzos para contener a Jaldo pero las gestiones no fueron suficientes. Como en Santa Fe, si el vice tucumano se impusiera en las primarias el deterioro en el vínculo con el poder central podría profundizarse. Más provincialismos.