Panorama

La cumbre Trump-Milei dejó más dudas que certezas y el Gobierno quemó la última carta antes de las elecciones

Finalmente no hubo anuncios y Trump solo esbozó una carta de buenas intenciones. Los mercados reaccionaron negativamente. ¿Se queda sin margen el Gobierno para remontar la campaña?

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
La cumbre Trump-Milei dejó más dudas que certezas y el Gobierno quemó la última carta antes de las elecciones

Se habló de un anuncio importante. De mínima iban a confirmar el swap de monedas por 20 mil millones de dólares; de máxima se esperaba que se dieran los lineamientos generales para incentivar las inversiones norteamericanas en la Argentina: cambios en la política cambiaria, nuevos acuerdos comerciales, pedidos concretos de desregulaciones... nada de eso pasó.

Milei se fue con menos de lo que se esperaba. No hubo encuentro bilateral, el almuerzo fue más corto de lo esperado porque Trump se tuvo que ir a arreglar temas de Medio Oriente, los anuncios no llegaron y -para colmo de males- el norteamericano fue muy categórico al plantear que el apoyo norteamericano estaba supeditado a que Milei gane las elecciones. "Si pierde con un candidato de extrema izquierda, no seremos generosos con Argentina", dijo.

El efecto en los mercados fue inmediato: si la ayuda de Trump está condicionada al milagro, entonces no cuenten con nosotros. Los títulos públicos argentinos cayeron hasta 5%, el dólar subió y las acciones cayeron hasta 11%.

Poco importó que el Gobierno saliera a aclarar que Trump se refería a las elecciones 2027: nadie les creyó. Porque el propio mandatario norteamericano fue explícito: "La elección está cerca y la victoria es muy importante, estamos acá para apoyarte".

La pregunta es si puede haber algún anuncio adicional. Algo que se lleve Milei entre las manos, aunque no sea directamente al salir de una foto con Trump; algún milagro que pueda suceder en las próximas horas o días. Por ahora, parece lejano. Estados Unidos fue claro: ya no tiene margen para regalar la plata a un proyecto que no tiene sustento político. Por eso el pedido es que ganen las elecciones. Saben que aunque eso pase, igual el Gobierno va a estar en dificultades. Pero al menos, le da un poco de aire fresco.

Otra duda que habrá que empezar a analizar en los próximos días es por qué se fracasó en este viaje presidencial. Fue una gira exprés, resuelta en pocas horas y anunciada con bombos y platillos. Otra vez Milei recibió un desplante de Trump. Algo similar había pasado cuando se embarcó en un viaje a Mar-a-lago a recibir el premio MAGA. Ahí también se especuló con una reunión informal con Trump, que no sucedió.

Lo habitual es que los cuadros técnicos arreglen los detalles de las reuniones bilaterales, que profundicen sobre los temas que van a discutir y firmar, que luego esto sea ratificado políticamente por secretarios y ministros, y que en la cumbre de presidentes solo se sienten a cerrar políticamente algún detalle final. ¿Qué falló en el medio? ¿Quién es el responsable político del fracaso?

El Gobierno tenía tres desafíos importantes esta semana de cara al proceso electoral del 26 de octubre.

El primero, evitar que la cara de Espert quedara en la provincia de Buenos Aires. Falló. La Justicia dictaminó que no hay tiempo para reimprimir boletas.

El segundo, lograr un anuncio contundente tras la gira en Estados Unidos. Tuvo sabor a poco.

El tercero, mostrar la inflación controlada con el índice que se conoció este martes a las 16. Dio 2,1%. Un lujo teniendo en cuenta los saltos del dólar de las últimas semanas. Los precios no subieron, al menos en lo sustancial.

Finalmente esta será la última ancla que tendrá el Gobierno para convencer a la ciudadanía de que lo vote. Está cumpliendo su principal promesa del contrato electoral de 2023. No es poco. ¿Alcanzará?

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