CORRUPCION AL VOLANTE

La misteriosa trama de los borra multas que involucra a jueces, funcionarios y un ministro, y que terminó en tragedia

¿Qué hay detrás de la mafia de los “borra multas” que ofrecen sus servicios en redes, en volantes, en carteles y hasta en locales a la calle? Las complicidades con la Justicia y la política. ¿Por qué esta trama terminó en tragedia?

Rolando Graña
por Rolando Graña |
Los borramultas en acción (Foto: archivo)

Los borramultas en acción (Foto: archivo)

Todo empezó como una más de tantas cámaras ocultas que hacemos en América Noticias. Gonzalito Rodríguez y su equipo se preguntaron qué había detrás de los “borra multas”. Todo el mundo los conoce: ofrecen sus servicios en redes, en volantes, en carteles y hasta en locales a la calle. Prometen borrar por la mitad o menos del monto acumulado todas las infracciones de tránsito, sobre todo en Provincia de Buenos Aires.

Así ofrecido, el servicio parece el de una gestoría: se paga para evitar tener que andar discutiendo con diferentes jueces de faltas de municipios diversos. Suena razonable, nada ilegal. Pero falta un detalle: en estos trámites abreviados y por módicas sumas los “borra multas” hacen zafar a los tipos más peligrosos de las calles, los que pasan semáforos en rojo, los que andan a las chapas y se cagan en todo y en todos.

Total, las boletas después las zafan con un “borra multas” amigo, no quedan huellas y aquí no ha pasado nada.

Así, es muy común toparse con uno de los tantos asesinos al volante que hay en la Argentina que, antes de matar, acumulan fotomultas por exceso de velocidad y semáforos en rojo. Eso si antes no pasaron por lo del “borra multas”, porque si pasaron, no quedan rastros.

Embed - BORRAMULTAS: El NEGOCIO en negro controlado por JUECES

Hicimos nuestras cámaras ocultas, pagamos lo que nos pidieron y ¡¡magia!! Las multas desaparecieron. Lo comprobamos en diferentes juzgados de faltas de municipios del conurbano. Les preguntamos off the récord a esos jueces municipales como era posible y se encogieron de hombres y señalaron hacia arriba, hacia otros jueces. Recién ahí nos enteramos que había, además de los municipales, jueces de faltas provinciales.

Y que estos jueces provinciales, sin tomar contacto jamás con el tipo que pasó los semáforos en rojo o andaba a 120 en una avenida, apenas con una cartita que le presentaban los “borra multas” y una módica suma le concedían un papelito que dice “CON CONDENA CUMPLIDA”. Aquí no ha pasado nada.

Pero más notable todavía es que el infractor serial, el tipo/a que anda a las chapas en, por ejemplo, San Martín, zafa gracias a un juez de faltas provincial de ….¡¡Mar del Plata!!… o ¡¡Pergamino!! que nunca lo vio y que no sabe ni le interesa si el tipo es un pistero empedernido. Así no hay política de prevención que sirva, pero si hay negocio para varios.

Por empezar, un primer negocio para los “borra multas”. Pero la cosa no queda ahí. Cuando publiqué el organigrama de los jueces provinciales de faltas que -en connivencia con los “borra multas”- hacen desaparecer las infracciones municipales del sistema, Jorge D´Onofrio, ministro de Transporte de la Provincia de Buenos Aires pidió derecho a réplica en mi programa GPS. Me sorprendió pero… ¿por qué no?

La discusión fue casi delirante: un ministro de Transporte defendía un mecanismo que hace zafar a los que pasan semáforos en rojo y quedan escrachados en fotomultas de a ratos con argumentos administrativos, de a ratos con pomposos argumentos de defensa de los derechos humanos.

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La semana siguiente (no somos expertos en tránsito, sólo tenemos algo de sentido común) contrastamos lo que nos dijo D´Onofrio en el piso con las leyes vigentes. Encontramos varias contradicciones.

Embed - BORRAMULTAS: ¿Lo que explicó el ministro de Transporte de PBA Jorge D'Onofrio es cierto?

Pero seguimos investigando —no nos podíamos quedar quietos— y encontramos una interesante cadena de felicidad y varios antecedentes inquietantes entre los funcionarios que rodean a D‘Onofrio, primer ministro de Transporte de la Provincia de Buenos Aires, cargo creado hace apenas dos años.

Ustedes dirán: “borra multas” hubo siempre; gestores, amigos de los jueces de faltas, amigos de los políticos, amigos de los amigos que te hacían zafar de alguna multa siempre existieron. Es verdad. Pero desde que D'Onofrio está en el ministerio, el negocio de los “borra multas” (y de los jueces de faltas provinciales que logran el milagro) creció exponencialmente. ¿Estaba esto en los planes del gobernador Axel Kiciloff? No creo.

En las últimas décadas los accidentes de tránsito se volvieron un verdadero problema de salud pública por sus 17 muertes diarias. Las agrupaciones de defensa de las víctimas de los asesinos al volante, como Madres del Dolor, muchas veces advirtieron sobre la falta de castigo a los conductores imprudentes. Hacerlos zafar con jueces remotos y “borra multas” en negro que cobran el 50 % no parece una buena política de prevención. Más bien parece una estructura armada (una caja, se le llama en política) para enriquecimiento compartido de jueces, funcionarios y gestores. Algunas fuentes consultadas creen que es una red clandestina. Disiento: de clandestina tiene poco. Todo se hace a la vista. Y hasta el ministro los defiende. Insólito.

El Turno de la Señora Pombo

Después de la enfática defensa que el ministro D'Onofrio hizo de los jueces provinciales, y frente a su falta de solución y denuncia al sistema de “borra multas”, es de esperar que a alguien, a algún fiscal, por ejemplo, le interese investigar el tema.

Si eso sucede, podría empezar por el rol de Claudia Pombo, presidente del Concejo Deliberante de Pilar. Se preguntarán: ¿que tiene que ver una concejal de Pilar con el ministerio de Transporte provincial? Mucho. D’Onofrio es dirigente del Frente Renovador de Pilar; Pombo es de su espacio y casi una vice ministra: conversa en nombre del ministro con los funcionarios y con las empresas de fotomultas, VTV y colectivos. Hay testigos.

Algunos arrepentidos del esquema de borrado de multas confiaron a A24.com que en el hotel Gran Brizo de La Plata, una vez al mes, Pombo pone en orden las cuentas (lease, reparto) entre los jueces provinciales y los gestores. Toda guita en negro, claro. Si alguien quiere, lo puede chequear con las cámaras de seguridad. Esas cámaras no son como las fotomultas, no se pueden borrar pero hay que apurarse, claro.

La señora Pombo es un verdadero milagro de la política criolla. Fue condenada por el Tribunal Oral 4 de San Martin a cinco años de inhabilitación para ejercer cargos públicos, pero la sentencia está apelada en Casación. La fiscalía había pedido dos años y medio de prisión.

Por esta sentencia (ya era demasiado) Claudia Pombo no pudo asumir cargos en el ministerio de Transporte bonaerense pero (la familia es lo primero) puso a su hermana Roxana como directora de “Estrategias portuarias y Aeroportuarias”.

Pero, ¿por qué la condenaron a Pombo? Por algo que demuestra que era una experta en transito (y en choreo) : “sustracción de caudales públicos” cuando era la encargada del Registro de la Propiedad Automotor N 2 de San Miguel. Señora creativa, Pombo: en su despacho tenía un sello del cajero del Banco Provincia.

Cuando una persona iba a transferir un vehículo y en vez de ir a pagar al banco, ella, como titular del Registro del Automotor, le cobraba en su escritorio; ponía el sello (trucho) del banco y se quedaba con la plata que, de más está decirlo, nunca llegaba al Banco Provincia ni al estado provincial. Acá se puede ver el link con más info de la causa.

Pese a estos antecedentes, se ve que el ministro D'Onofrio la tiene en alta estima y le confía puestos en sus listas y gestiones ministeriales. Nuestras fuentes dicen que es una de las creadoras del esquema de los “borra multas” que permite que cualquiera, incluso los más imprudentes al volante, pasen por un gestor, paguen la mitad y las multas desaparezcan por obra y gracia de un puñado de jueces provinciales. Los que están furiosos, además, son los intendentes: dejan de percibir el dinero de las infracciones en tiempos de ajuste Milei.

Si algún fiscal quisiera investigar este escándalo, sin duda se preguntaría ¿cómo es posible que desde los juzgados provinciales se puedan borrar multas de cualquier municipio? Ahí es donde entra en escena el área de sistemas del ministerio de Transporte de la Provincia de Buenos Aires que permitió este pase de magia. Para encontrar respuestas, podrían citar a declarar a Tomás Uthurriague, un joven de 28 años, estudiante de sistemas en la Universidad de La Plata que está a cargo de la Dirección de Informática y Tecnología del ministerio. Al muchacho, el cargo le sentó bien: anda en una Jeep Compass que no se condice con su modesto sueldo de funcionario público.

Hablando de autos, a D’ Onofrio tampoco le va nada mal: circula en una camioneta Audi Q8 de más de 250.000 dólares, aunque no figura a su nombre. Ni hablar de Claudia Pombo: sus varios autos pueden apreciarse en la puerta de su casa en el country Ayres del Pilar. Raro: ninguno está a su nombre; prefiere ponerlos a nombre de su hija, María Agustina Cuadra. Las coincidencias son preocupantes. El propio ministro D’Onofrio tiene a su nombre una cédula azul de una Toyota SW que figura a nombre de la hija de Pombo.

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El fiscal del caso, si quiere establecer cómo se estableció esta insólita cadena de felicidad que favorece a infractores graves y perjudica a intendentes, también podría citar a declarar a Diego Fontana, dueño de la consultora Vial Go y primo de Federico Pedersoli, ex director provincial de Política y Seguridad Vial, y a Pablo Javier Sanguinetti, director provincial de Apoyo y Coordinación Técnico Administrativa del ministerio de Transporte. Todos ellos saben de qué estamos hablando. Es más, Sanguinetti podría contar, nos dicen nuestras fuentes, en qué consiste su “coordinación” (en blanco y en negro) con los jueces provinciales que borran las multas.

Hablando de jueces, ahí se destaca Mario Quattrochi, juez provincial de faltas de La Plata y también San Isidro. Quattrochi es muy conocido en el club de rugby San Luis donde varios testigos que confirmaron a a24.com que recluta “borra multas”. Por si faltara nepotismo, el juez logró que sus tres hijos, si, los tres, Ignacio, Delfina y Franciso, fueran designados en el ministerio de Transporte provincial que regentea D'Onofrio. Pero para que vean que todo queda en este simpático grupo de amigos entre si y amigos de los “borra multas”, aquí va una foto del juez Quatrocchi con Pombo en Málaga, España. Se ve que les gusta mucho el lugar, tendrán parientes o empresas: ya llevan cuatro viajes juntos.

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POMBO CON QUATROCCI EN MALAGA

POMBO CON QUATROCCI EN MALAGA

Otra jueza destacada es Miriam Viviana Roldán, a cargo del Juzgado Provincial de Faltas de Merlo. Como todo queda en familia, Roldán resulta ser esposa del Director Provincial de Fiscalización del Ministerio de Transporte, Horacio Anello. Google permite estas maravillas: cuando fue funcionario, Anello en Malvinas Argentinas durante la gestión de Jesús Cariglino, Anello fue quien —después del crimen— le volvió a dar licencia de conducir a uno de los primeros asesinos al volante famosos, Sebastián Cabello, aquel que mató a una mujer y su hija embistiéndolas de atrás mientras corría una picada en la autopista Lugones. Frente al escándalo, se la tuvo que retirar.

Suele suceder: esta gente no aguanta la luz pública.