En las sucesivas juras, diputados kirchneristas pedían por el pueblo o por la liberación de Cristina. Lilia Lemoine, sentada a la derecha en primera fila, se encargaba de molestar a los opositores. El presidente de la sesión Gerardo Cipolini (elegido por ser el más grande hasta que se votara a Menem en ese cargo) pedía orden aunque sus órdenes eran desoídas: "Los que son amigos de la democracia, tengan respeto".
En los palcos había otros funcionarios. Mariano Cuneo Libarona (ministro de Justicia en funciones, al menos hasta febrero o marzo), Sebastián Amerio, el designado ministro de Defensa, Carlos Presti, Florencia Arietto, entre otros.
La contracara de esas tensiones se dio sobre el final de la sesión, cuando varios diputados de la oposición no kirchnerista elogiaron la presencia del presidente en las juras. "Espero que esto permita abrir una nueva etapa a la convivencia en esta Cámara", planteó Gisela Scaglia, flamante presidenta del tercer bloque en relevancia de Diputados.
El debate por los bloques en el centro de la escena
La Libertad Avanza quedó como primera minoría con 95 legisladores. Al peronismo le quedaban 93 y en baja, con el posible éxodo de algunos diputados.
Sin embargo, en medio de la sesión se seguía negociando por ver cuántos legisladores tenía finalmente cada espacio y cómo quedarían las vicepresidencias.
Tradicionalmente la presidencia es para la primera minoría, pero cuando el oficialismo no consigue llegar a ese número se estila que le cedan ese lugar, como pasó entre 2023 y 2025. Ahora, habiendo alcanzado 95 legisladores, algunos libertarios querían también quedarse con la viceprimera.
Eso finalmente no pasó y se impuso el criterio histórico: el bloque que tiene más diputados se quedó con la presidencia (La Libertad Avanza), el segundo en importancia la vicepresidencia (Unión por la Patria), la vicepresidencia segunda sí quedó para el oficialismo (con Luis Petri) y por último quedó abierto el debate sobre la vicepresidencia tercera.
Hasta el final los bloques más chicos seguían con el libro de pases abiertos.
Provincias Unidas anunció un bloque de 18 presidido por la santafesina Gisela Scaglia (PRO); dejaron afuera de ese lugar a Miguel Angel Pichetto que, enojado, pegó un portazo y armó un espacio más chico con Nicolás Massot.
Hasta último momento negociaron y lograron armar un interbloque de 22 sumando a Hacemos (Pichetto), la Coalición Cívica y algún otro espacio chico. Eso les permitiría ser la tercera fuerza en Diputados y obtener la vicepresidencia tercera con 22 legisladores.
Pero la posición quedó en disputa con el otro interbloque grande que se armó integrado por el PRO, la UCR y el MID, reeditando un símil Juntos por el Cambio. También quedaron en 22. La vice tercera se decidirá más tarde.
Los partidos provinciales siguen en la rosca para fortalecer el bloque innovación que incluya a salteños, misioneros y otros. Podrían sumar a peronistas disidentes de Tucumán y Catamarca.
Todo este poroteo es importante porque permite negociar presidencias de comisiones e integraciones, algo que finalmente se delegó en el presidente de la Cámara que debe armarlo de manera proporcional y acordada con los bloques.
Lo que quedó consolidado en esta sesión es que empieza una nueva etapa. Con una Cámara de Diputados mucho más polarizada y con una dinámica de debate todavía incierta: ¿será un espacio de mayor convivencia donde la foto de Milei en el palco del recinto marque una nueva impronta?; ¿o por el contrario se exacerbará la dinámica de conflicto y tensión entre el kirchnerismo y los libertarios?