Opinión

Milei y la versión recargada de la "política espectáculo"

La creciente mediatización y audiovisualización colocaron a la TV en el lugar de reinado durante medio siglo sin que ningún otro medio pueda disputarle el trono. Milei ahora le hace frente con las redes sociales.

Gabriel Slavinsky
por Gabriel Slavinsky |
Javier Milei en una entrevista en TV con Yuyito González

Javier Milei en una entrevista en TV con Yuyito González

La política ha sufrido un proceso de transformación sin igual en los últimos 50 años como una consecuencia natural de la “americanización” definida como la influencia estadounidense en la profesionalización de la estrategia y el modo de hacer campañas. La creciente mediatización y audiovisualización colocaron a la TV en el lugar de reinado durante medio siglo sin que ningún otro medio masivo pueda disputarle el trono.

A la televisión se trasladó la escena política a través de noticias, programas especializados y hasta los debates formales (como incluso en nuestros días). Se incorporaba así un concepto clave como es el de videopolítica completado por una digitalización creciente luego de la explosión de internet y las redes sociales.

La política como espectáculo

Los constantes cambios producidos exponen a los líderes a comprender dinámicas cada día más desafiantes, en el que la simplificación, el conflicto y las emociones multiplican o estimulan una demanda ciudadana más parecida a un espectáculo que al verdadero debate tradicional de ideas.

La política sin querer (o queriendo) se ha transformaron en un entretenimiento que compite por la atención pública como un producto más.

Por definición

El “politeinment” se refiere a la tendencia de los actores políticos a adoptar estrategias, tácticas y técnicas propias de la industria del entretenimiento para captar la atención del público y ganar apoyo.

Elementos centrales del espectáculo

  • Personalización
  • Emociones básicas
  • Narrativas simples
  • Conflictos con contrastes fuertes
  • Teatralidad

Milei como director y protagonista

Milei creó una escena en la que protagoniza con una trilogía mágica: outsider liberador, celebridad nacional y analista político internacional. Con gran histrionismo propone y provoca. Su personaje es agresivo, decidido y disruptivo.

Personaliza a cada paso, con los propios y los adversarios. Los acusa y ataca con vehemencia como si exacerbara un odio visceral y potenciara el enojo ciudadano a cada paso a partir de una narrativa de contraste entre el “ellos” que representan el pasado negativo, responsables de los grandes problemas que nos aquejan, políticos ineficientes, mentirosos y manipuladores… contra el “nosotros”: los ciudadanos de bien (libertarios) que nos preparamos aunque somos seres normales (no políticos), que llegamos para hacer las cosas con sentido común y como se debe.

Para Milei, los “otros” aún no comprenden o quedaron atrapados en la dinámica caduca y anticuada de la ilusión manipuladora de la política tradicional.

Para Milei el conflicto es como el aire, le permite sobrevivir, porque su modo de ataque lo utiliza como la mejor defensa ante su real debilidad.

Reflexión final

La obra de teatro desarrollada exhibe un presidente en “su salsa” y una oposición descolocada ante semejante show.

Milei los llama a la pelea con señales simples y atractivas. Como un tiburón que propone el mar como campo de batalla.

Exhibe a los políticos dentro de una arena movediza que no conocen, porque el escenario de disputa es nuevo y los actores serán evaluados por un público que sobre todo observa (muchas veces perplejo) la perfromance y valora las actuaciones atractivas y fascinantes.

Y en ese teatro el director y protagonista es Javier Milei sencillamente porque domina el espectáculo.

(*) Gabriel Slavinsky es Psicólogo y consultor político.

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