PREVISIONALES

Milei confirmó el cambio del pago del aguinaldo para jubilados

La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) inició diciembre con un escenario marcado por la expectativa, la necesidad y la atención pública puesta sobre los ingresos de los jubilados y pensionados.

Milei confirmó el cambio del pago del aguinaldo para jubilados

La Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) inició diciembre con un escenario marcado por la expectativa, la necesidad y la atención pública puesta sobre los ingresos de los jubilados y pensionados. En medio de un contexto económico desafiante y con un cierre de año clave para millones de adultos mayores, el organismo confirmó cambios determinantes en el calendario de pagos, lo que permitirá que un sector de jubilados perciba sus haberes antes de lo previsto. Este ajuste en las fechas y en los montos a liquidar no solo responde a cuestiones operativas, sino también a la inflación persistente que obliga a readecuar mes a mes los ingresos de quienes dependen de la seguridad social.

Según lo comunicado por ANSES, las liquidaciones correspondientes al último mes del año llegarán con un incremento del 2,3%, cifra que coincide con la inflación registrada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) durante octubre. Ese porcentaje, aunque menor que los que predominaron durante buena parte del año, representa un ajuste indispensable para que los haberes no queden totalmente rezagados frente al avance del costo de vida. Sin embargo, para los jubilados, la inflación acumulada y la pérdida de poder adquisitivo siguen siendo una preocupación constante, por lo que cada actualización mensual se vuelve un paliativo más que una solución definitiva.

Diciembre, además, es un mes especial para los adultos mayores, porque no solo reciben el haber correspondiente, sino también la segunda cuota del Sueldo Anual Complementario (SAC), más conocido como aguinaldo, que se calcula sobre la base del 50% del mejor ingreso registrado durante los últimos seis meses. Este monto adicional, que para muchos representa un alivio significativo, llega acompañado de otro refuerzo clave: el bono extraordinario de $70.000, que se mantiene congelado desde 2024. Aunque este bono ha funcionado como una herramienta para compensar los desfasajes económicos, parte de los jubilados reclama que debería actualizarse de acuerdo con la inflación, ya que su valor quedó rezagado frente a los aumentos de precios registrados en los últimos meses.

La jubilación mínima, tras la actualización inflacionaria correspondiente, quedará fijada en $340.746,35, una cifra que marca el piso del ingreso mensual que perciben quienes se encuentran en la base del sistema previsional. A este monto debe sumarse el refuerzo extraordinario mencionado y el aguinaldo, lo que genera un ingreso total considerablemente mayor para diciembre, aunque aún lejos de las necesidades reales según advierten diversos especialistas previsionales. Con estos valores actualizados, el aguinaldo asciende a $170.373, lo que corresponde exactamente a la mitad del haber mensual. Al sumar el bono extraordinario, los ingresos de un jubilado con haber mínimo alcanzarán los $581.119,35, un número que, aunque supera con claridad el ingreso habitual, se consume rápidamente frente a los gastos crecientes de fin de año, las medicinas, los alimentos y los servicios.

La confirmación de estos montos generó diversas reacciones. Para algunos beneficiarios, el incremento y los pagos extraordinarios llegan como un alivio necesario en una economía que no da tregua. Para otros, representan apenas una compensación parcial que no cubre ni de cerca el encarecimiento de la vida diaria. De cualquier manera, la realidad muestra que diciembre siempre implica un refuerzo vital para los jubilados, quienes sostienen que los bonos no deberían funcionar como parches temporales, sino como parte de un esquema estable de ingresos que permita proyectar y vivir con mayor previsibilidad.

Además de las actualizaciones monetarias, uno de los puntos centrales de la comunicación oficial fue el calendario de pagos, que en esta oportunidad experimenta ajustes para garantizar que los jubilados perciban sus haberes y el aguinaldo antes del 18 de diciembre, tal como establece la normativa vigente. La distribución de los pagos por terminación de DNI busca evitar aglomeraciones en bancos y centros de cobro, así como garantizar que cada beneficiario acceda a su dinero en tiempo y forma, algo crucial en un mes en el que se multiplican los gastos.

ANSES detalló que aquellos jubilados que perciben la jubilación mínima comenzarán a cobrar desde el 9 hasta el 16 de diciembre, según la terminación del DNI. Los pagos quedarán distribuidos de la siguiente manera:

Los DNI terminados en 0 cobrarán el 9 de diciembre, mientras que los terminados en 1 lo harán el 10 de diciembre. Los documentos que finalizan en 2 y 3 tendrán acreditado su haber el 11 de diciembre, seguidos por los DNI terminados en 4 y 5, quienes cobrarán el 12 de diciembre. Finalmente, los jubilados con documentos terminados en 6 y 7 cobrarán el 15 de diciembre, y los terminados en 8 y 9 lo harán el 16 de diciembre. Este esquema, habitual aunque sujeto a modificaciones cada ciclo, permite a los adultos mayores organizarse y prever cuándo tendrán disponible el dinero.

En el caso de los jubilados que perciben haberes superiores al mínimo, el calendario se extiende entre el 17 y el 23 de diciembre. Los DNI terminados en 0 y 1 cobrarán el 17, mientras que los 2 y 3 harán lo propio el 18 de diciembre. Los documentos finalizados en 4 y 5 recibirán el pago el 19, y los 6 y 7, el 22 de diciembre. Finalmente, aquellos jubilados cuyos DNI terminan en 8 y 9 cobrarán el 23 de diciembre, completando así el cronograma total de pagos del mes.

Este calendario, que fue diseñado para garantizar previsibilidad, se da en un contexto en el cual la discusión sobre la movilidad jubilatoria vuelve a cobrar fuerza. La fórmula actual, que ajusta los haberes según la inflación con una frecuencia mensual, ha permitido que los ingresos no queden tan rezagados como en períodos anteriores. Sin embargo, numerosos especialistas señalan que esta modalidad, aunque necesaria, no resuelve la pérdida histórica del poder adquisitivo acumulada durante los últimos años, y advierten sobre la falta de una recomposición real que permita que los haberes mínimos se ubiquen por encima de la canasta básica.

Mientras tanto, los jubilados observan con atención cada anuncio oficial, conscientes de que las modificaciones suelen tener un impacto directo en su calidad de vida. La llegada de diciembre representa para muchos un momento de alivio, no solo por los ingresos extraordinarios, sino también porque el calendario de pagos anticipado permite afrontar con mayor tranquilidad los gastos de un mes que suele ser complejo. En este marco, el pago del aguinaldo adquiere una importancia fundamental. Para una parte significativa de los adultos mayores, este ingreso adicional se destina íntegramente a la compra de medicamentos, al pago de deudas o incluso a la posibilidad de compartir las fiestas con la familia en un contexto que suele ser emocionalmente significativo.

Los especialistas en temas previsionales sostienen que, si bien los incrementos mensuales y los bonos permiten mitigar el impacto inflacionario, el desafío de fondo continúa siendo la recomposición estructural de los haberes. Las discusiones sobre una reforma del sistema jubilatorio aparecen cada tanto en la agenda pública, pero pocas veces se traducen en políticas duraderas y estables. En este escenario, diciembre vuelve a ser un mes clave para los jubilados: un momento en el que se mezclan el alivio, la preocupación, la expectativa y el deseo de que el año próximo traiga una mejora más profunda y sostenida.

A medida que los adultos mayores aguardan el pago de sus haberes, el aguinaldo y el bono, también crece la atención sobre la situación general del país. Las subas de tarifas, los aumentos de alimentos y la incertidumbre económica siguen generando preocupación. Para muchos jubilados, el refuerzo del mes representa la posibilidad de ponerse al día, de afrontar gastos impostergables o simplemente de atravesar las fiestas con un poco más de tranquilidad. Para otros, en cambio, la preocupación persiste, ya que los ingresos de diciembre no alcanzan para compensar el deterioro generado durante el resto del año. En cualquier caso, la liquidación de diciembre se convierte en un tema central en la vida de millones de personas, cuyos ingresos dependen casi exclusivamente del sistema previsional.

Así, el cierre del año encuentra a los jubilados como protagonistas de una realidad marcada por la incertidumbre, pero también por la esperanza de que los esfuerzos del Estado permitan mejorar las condiciones de vida de un sector que necesita, más que nunca, respuestas concretas. Mientras ANSES avanza con el calendario de pagos y las actualizaciones correspondientes, el desafío sigue siendo garantizar que cada jubilado pueda vivir con dignidad, en un contexto donde cada cifra y cada fecha se convierten en elementos decisivos para su economía diaria.