A esto se suma el “mérito deportivo” por puntos obtenidos en grupos, donde la Libertadores otorga cerca de 1.584.000 dólares, mientras que la Sudamericana reparte 552.000 dólares promedio. Ahí se produce otro desfase grande: 1.032.000 dólares.
¿Cómo crece la diferencia económica a medida que avanza cada competencia?
Las distancias no solo se mantienen: se amplían fase a fase. Cada instancia de la Libertadores entrega montos muy superiores a los de la Sudamericana, lo que genera un escenario donde River está resignando una suma acumulada que afecta directamente su presupuesto anual.
La diferencia por fase es la siguiente:
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Octavos de final:
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Cuartos de final:
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Semifinales:
Y si se llega al tramo final, el impacto económico se vuelve todavía más extremo.
¿Qué pierde River si hubiese llegado a la final o salido campeón?
El tramo final de ambas competencias es el que expone, sin matices, la escala de estos premios. La diferencia entre ser subcampeón de la Libertadores y quedar segundo en la Sudamericana es de 5 millones de dólares.
Sin embargo, el premio que realmente desnuda la distancia entre ambas copas es el del campeón:
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Campeón de la Libertadores: 24.000.000 USD
Campeón de la Sudamericana: 6.500.000 USD
Pérdida potencial: 17.500.000 USD
Esto significa que, en el máximo escenario competitivo, un club que disputa la Sudamericana puede aspirar a un premio casi cuatro veces menor que el que entrega la Libertadores.
Para ponerlo en perspectiva, Flamengo embolsó recientemente 24 millones de dólares por consagrarse campeón de América, mientras que Lanús ganó 6 millones por quedarse con la Sudamericana.
Cómo afecta esto a la economía de River
Aunque River es uno de los clubes con mayor capacidad de generación de ingresos en Sudamérica, su estructura financiera también depende de los premios internacionales, que funcionan como un componente clave para sostener salarios, incorporaciones y planificación anual.
El salto entre jugar Libertadores o Sudamericana no es una cuestión de matiz: representa una diferencia que puede modificar el mercado de pases, los recursos disponibles para la competencia y la estabilidad del presupuesto.
La ausencia en la Copa más importante de la región no solo implica resignar la chance deportiva de volver a pelear por el título continental. También significa perder un volumen de ingresos que, por acumulación de fases, puede alcanzar cifras que en otros años fueron determinantes para potenciar el plantel.
¿Qué puede hacer River ahora que ya quedó relegado a la Sudamericana?
El desafío será doble: competir en un escenario menos prestigioso y enfrentar la temporada con recursos más limitados. La Sudamericana sigue siendo un torneo atractivo, pero su impacto económico no se acerca al de la Libertadores, ni en premios ni en exposición.
Para Gallardo, acostumbrado a una estructura sólida y a un club que invierte para ganar, será también una adaptación en términos de expectativas y planificación. Lo cierto es que River tendrá que reacomodarse, no solo dentro de la cancha, sino afuera.