Más tarde, ya más tranquilo, el uruguayo volvió sobre el tema y dejó una frase punzante: “Los vi muy confiados. Capaz que a los jugadores no, pero a la gente sí. Me llegaron cosas y me cagaba de la risa”.
Qué destacó del Racing que eliminó a Peñarol
Más allá de las cargadas, Martirena puso el foco en la mentalidad del plantel. “Quedaban 90’ más y acá en Avellaneda es complicado. Estoy muy contento por el resultado del equipo, por las ganas, y quiero decirles que nunca duden de este equipo porque siempre sorprendemos”, aseguró.
La frase refleja el espíritu que Racing viene mostrando en las competencias internacionales de los últimos años: la capacidad de sostenerse en partidos límite y dar respuestas en los momentos más adversos.
Qué rol tuvo Martirena en la clasificación
El lateral fue uno de los puntos altos en el partido de vuelta. Con constantes proyecciones por el sector derecho, generó peligro y aportó en ataque. Su aporte más decisivo llegó en la jugada final: fue él quien asistió a Franco Pardo para el gol agónico que selló la clasificación a cuartos de final.
Además, su presencia física y despliegue en la banda fueron claves para sostener la presión en un encuentro que se vivió con intensidad hasta el último minuto.
Martirena estuvo cerca de emigrar al Spartak de Moscú en el último mercado de pases, pero finalmente permaneció en Racing. Hoy, su permanencia se traduce en un valor agregado para el equipo en una Copa Libertadores que lo tiene nuevamente en los puestos de definición.
Una serie con sabor extra
Para Racing, el triunfo significó una clasificación épica. Para Martirena, además, fue un desahogo personal que combinó pasión, fútbol y rivalidad histórica. Su chicana a los hinchas de Peñarol dejó una huella en la serie y reafirmó el costado emocional que muchas veces atraviesa al fútbol sudamericano.
En un Cilindro que explotó de euforia, Racing celebró su pase a cuartos y Martirena, hincha de Nacional, sumó una página personal cargada de simbolismo frente al eterno rival de su club.