La eliminación en el Mundial de Clubes fue un golpe que dejó secuelas no solo en lo deportivo, sino también en el clima interno del grupo. El empate ante Auckland City, un equipo semiprofesional, fue la imagen que terminó de desdibujar la actuación internacional de Boca, que no pudo estar a la altura de las expectativas.
En el horizonte inmediato, Boca tendrá como próximos objetivos el Torneo Clausura y la Copa Argentina, las dos competencias que le quedan en el calendario tras la temprana salida del certamen internacional. El debut en el Clausura está programado para el sábado 13 de julio, cuando el Xeneize visite a Argentinos Juniors en el estadio Diego Armando Maradona por la primera fecha.
Más allá del descanso, la eliminación también aceleró las decisiones sobre el futuro del plantel. Se espera que en los próximos días haya movimientos en el mercado de pases, con algunas salidas ya perfiladas y posibles incorporaciones. Miguel Ángel Russo y la dirigencia ya trabajan en la reestructuración, con la intención de corregir el rumbo de cara al segundo semestre.
El equipo deberá mostrar una mejora considerable para competir en el plano local y volver a ganarse la confianza de los hinchas, que terminaron muy disconformes con el rendimiento mostrado en el Mundial de Clubes.
Con varios referentes en la mira y algunas posibles bajas de peso, Boca transita una etapa de cierre y replanteos. El tiempo de licencia servirá como una breve pausa para procesar lo ocurrido, pero la exigencia será máxima cuando la competencia vuelva a comenzar.
El viaje de regreso a casa marcará el final de un capítulo que no tuvo el desenlace esperado. Ahora, Boca sabe que deberá reconstruirse rápidamente para volver a pelear por cosas importantes. La ilusión, como siempre, se renovará en la próxima página.