La vida de Mutombo dentro de las canchas fue tan imponente como su presencia fuera de ellas. Tras su retiro, se convirtió en embajador global del baloncesto y fue ampliamente reconocido por su labor filantrópica, especialmente en su natal República Democrática del Congo, donde dedicó gran parte de sus esfuerzos a mejorar la atención médica y las oportunidades educativas.
El diagnóstico de un tumor cerebral a los 56 años obligó a Mutombo a someterse a un tratamiento médico intensivo, lo que generó preocupación tanto en la comunidad de la NBA como entre sus seguidores. Pese a su lucha, finalmente falleció a los 58 años.
La partida de Dikembe Mutombo deja un vacío en el baloncesto mundial, pero su legado como uno de los defensores más implacables y su compromiso con las causas sociales lo mantendrán vivo en la memoria de los aficionados y colegas.