Sancho relató a la justicia que toda la faena del crimen le llevó tres horas (Foto: Gentileza Excelsior)
"Esta zona siempre ha tenido fama de ser la más tranquila de la isla. Los turistas que buscan calma y no fiesta, vienen a Salad Beach. Por eso impresiona aún más que haya sucedido un crimen tan macabro en nuestra puerta", relata una de las administradoras de los exclusivos resorts en la isla de Koh Panghan, En Tailandia.
El contraste con lo que relató a la policía y justicia de ese país Daniel Sancho, hijo del reconocido actor Rodolfo Sancho, es notable. El chef español dijo que tardó tres horas el proceso desde que comenzó la discusión en una habitación de un hotel, la muerte del cirujano colombiano Edwin Arrieta, el macabro momento en que lo desmembró y luego el periplo por varios lugares de la isla para deshacerse de los fragmentos de su víctima.
Por este crimen, Sancho ya o está en esa isla paradisíaca. La policía lo llevó en una embarcación - esposado - hasta la prisión de Koh Samui. Cambió una suite de un lujoso hotel por una celda con otros 20 reclusos. Allí permanecerá hasta el momento del juicio y su veredicto que puede terminar en la pena capital.
Daniel Sancho tuvo tiempo antes de llegar a la prisión de contar más detalles de cómo mató a quien definió como "un embaucador que me tuvo de rehén en una jaula de oro porque se enamoró de mí". Toda la macabra faena le demandó tres horas.
Sancho contó que Arrieta quiso tener relaciones sexuales con él - Sancho se declaró heterosexual y con una novia desde hacía 5 años - por lo que comenzó una violenta discusión en una suite de un resort.
En el forcejeo, el colombiano cayó y golpeó contra la bañera de la habitación. Ese golpe le habría causado la muerte. Entonces Sancho comenzó un plan para deshacerse del cuerpo. Con un machete o una cuchilla lo descuartizó dentro de la habitación. Tomó los pedazos y los colocó en diferentes bolsas, salió del hotel a recorrer la isla y dejó restos en donde pudo: tachos de basura, lugares abandonados y hasta lanzó alguno de ellos al mar.
Sancho llegó con una bolsas hasta una playa de Koh Panghan. En ese lugar alquilaban kayaks a los turistas. Como era tarde en la noche, la dueña de las embarcaciones no le quiso alquilar ninguna. Sancho, dispuesto a cumplir con su plan no dudo: le compró uno de los kayaks por US$1.000 dólares. Se internó en el mar y descartó alguna bolsas con restos de su víctima. Luego cerca de la orilla, en otra zona de la isla, abandonó el kayak.
Pero, gracias a que un recolector de residuos halló un fragmento del cuerpo de Arrieta, la policía fue muy eficiente para actuar con celeridad.
Como ya contamos, compararon el ADN de esos restos humanos con pelos, grasa y otros elementos tomados en el desagüe de la habitación de Arrieta con Sancho. La coincidencia fue perfecta y lograron detener al chef español dos días después del crimen, cuando pagó el "check out" del hotel.
Mientras tanto, hallaron dos pruebas importantes. Cámaras de seguridad de un local en el que compró una cuchilla, guantes, sogas, bolsas y guantes. Todos elementes adecuados como para cometer un crimen y tratar de no dejar huellas.
Un día más tarde, hallaron el kayak abandonado por Sancho (ya tenían el relato de la mujer que no se lo quiso alquilar, pero finalmente, se lo vendió).
Con todos estos elementos, y la confesión de Sancho, la justicia de Tailandia hizo lo que parece lo más sensato. Lo detuvo y lo envió a una cárcel.
Mientras los abogados de Sancho intentan desesperadamente dos cosas: sacar a Sancho de la cárcel y si fuera posible, hacerlo dejar Tailandia.
L a justicia de Tailandia no contempla autorizar una deportación en esta etapa inicial de la investigación del crimen.
Además, el fallo más desfavorable para Sancho puede de ser la pena capital. La policía y la justicia tienen la confesión no forzada del asesino. Tienen los elementos y las pericias de ADN. Un combo totalmente perjudicial para el chef español. "Me tenía como rehén en una jaula de oro", declaró. Parece muy poco como para justificar un crimen tan aberrante.
Sancho es consciente de los duros momentos que le esperan. Incluso que puede terminar en una condena a muerte por su crimen. Por eso, le dio una única premisa a los abogados que lo defienden: "Quiero volver a España, moved cielo y tierra para eso".
