Guerra comercial

La verdad oculta por la que Donald Trump dio marcha atrás, por ahora, con los aranceles

El presidente de Estados Unidos, fiel a su estilo, se autoelogió, para justificar este retroceso con los aranceles que "habían llegado para quedarse". En realidad, una causa profunda de la economía estadounidense y del dólar lo hizo "recapacitar".

Roberto Adrián Maidana
por Roberto Adrián Maidana |
Trump suspendió por 90 días sus aranceles que pusieron al mundo financiero en un caos. (Foto: A24.com)

Trump suspendió por 90 días sus aranceles que pusieron al mundo financiero en un caos. (Foto: A24.com)


"You know, they were getting a little bit yippy, a little bit afraid". (¿Saben?, se estaban poniendo un poco nerviosos, un poco asustados). Esa fue la curiosa explicación que Donald Trump le dio a los periodistas sobre su marcha atrás con los aranceles que dislocaron al mercado mundial. Usó la expresión coloquial "yippy" que permite un juego de palabras entre el pequeño ladrido reiterado de los perros y un quejido de los golfistas (como Trump) cuando no hacen un buen golpe. Y eso es lo que pasó, detrás de su estilo transgresor y violento muchas veces.

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El presidente se autoelogió diciendo que nadie hizo lo que él se animó a hacer, pero la verdad es otra: con sus tablitas, Donald Trump estuvo a punto de afectar la credibilidad de Estados Unidos en materia financiera. Es el principal deudor del mundo y corría el riesgo de que los acreedores ejecuten esa deuda.

Además, si eso sucediera, el dólar dejaría de ser la moneda de referencia mundial, como lo es desde la salida del patrón oro. Desde los acuerdos de Breton Woods, en 1944, comenzó un nuevo sistema económico mundial.

Trump puso en peligro la base de la preeminencia de los Estados Unidos, y "alguien" lo hizo recapacitar.

Con el dinero no se juega (menos con el dólar)

El equipo de Trump y él mismo hablan de su "éxito" por un plan de modificar la relación comercial mundial. Con las tarifas quiere obligar a negociar. Pero eso es solo la punta de un iceberg. Porque lo que sucedió en una semana, conmovieron el esquema económico que rige desde 1944 y tenía un fin no deseado imposible de tolerar por los Estados Unidos: el fin del dólar como moneda de referencia internacional.

Los países se endeudan, comercian, toman créditos y guardan reservas en sus monedas - si son fuertes o estables - pero la divisa norteamericana es la referencia en última instancia. Y eso es lo que puso en juego Donald Trump con sus tablitas y su estilo impredecible. Con esa medida, que dijo que llagaba para quedarse, llegó a un límite muy peligroso para los Estados Unidos y para el dólar. Algo que había que corregir sin perder más tiempo.

Trump no lo dijo y menos su Scott Bessent, pero en estas últimas horas se llegó a analizar hasta una intervención directa de la Reserva Federal (el Banco Central de los Estados Unidos) en las tablitas que complicaron al mundo. Los bonos de los Estados Unidos estaban llegando a un piso inimaginable. Colocaron al dólar al borde de dejar de ser la "moneda mundial" que reemplazó al patrón oro.

Los títulos del Tesoro de Estados Unidos están considerados como un activo libre de riesgo, el valor refugio para todo el mundo. Eso es lo que le permite tener la deuda externa más grande del mundo. A la principal potencia se le puede prestar siempre dinero, porque puede pagar. Tiene un intangible tan importante como la ley de gravedad: confianza. Hasta ahora.

El caos provocado por Trump y sus tablas, fue tal, ocurrió algo jamás imaginado: los inversores los estaban vendiendo y exigiendo rentabilidades cada vez más altas por los bonos del tesoro. El dólar también cotizaba a la baja. Si esa tendencia se profundizaba, la economía de Estados Unidos y el dólar podían ingresar a un punto de no retorno. Inaceptable.

¿Cuál es el peligro para la economía mundial? La rentabilidad de los títulos del Tesoro a 30 años había llegado a superar el 5%. Ese valor es un límite para la confianza. Si el Tesoro debe dar más garantías - es decir, mayor rentabilidad - pasaría lo que en la Argentina conocemos de sobra: se acaba la confianza y los tenedores de la deuda norteamericana se desprenden o la quieren ejecutar, algo que es materialmente imposible, así de golpe.

Con billones de dólares en deuda que refinanciar, era un revés inesperado. Empezaba a haber riesgo incluso de una crisis financiera, como señaló el exsecretario del Tesoro, Larry Summers. Trump y sus tablas de aranceles, era el responsable directo de la debacle por venir. A tal punto, que el exfuncionario llegó a hablar de un "invierno nuclear financiero".

Las tablitas de Trump, duraron solo una semana

Detrás de las declaraciones del presidente, miembros de alto rango de su equipo temían un pánico financiero que pudiera descontrolarse y devastar la economía. "Sé lo que hago", repetía Trump mientras en lo profundo, bajaba la confianza en la economía norteamericana, se desplomaban los bonos Tesoro, la garantía para el mundo para sus ahorros.

¡¡¡ESTE ES UN GRAN MOMENTO PARA COMPRAR!!!", exclamaba Trump, aunque por debajo, el valor del dólar caía ante el temor de que los tenedores de la deuda de Estados Unidos abandonaran los bonos del Tesoro. Es decir, el fin de la confianza en la economía y la moneda de ese país. Por eso, Trump tuvo que recular. Aunque no lo admita.

Pero al final, fueron los mercados los que lo hicieron cambiar de postura.

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Trump fue demasiado lejos. Puso en peligro la divisa en la que ahorra el mundo: el dólar. 

Trump fue demasiado lejos. Puso en peligro la divisa en la que ahorra el mundo: el dólar.

El 60% de las reservas mundiales están en dólares. Una cifra enorme como para arriesgar con las tablas de Trump.

La confianza, como la ley de la gravedad, también rige en la economía mundial

Por eso la economía no es una ciencia exacta. Porque todas las teorías y sistemas, finalmente, dependen de la confianza para tener éxito. Confianza de los mercados y de las personas. Ese punto neurálgico llegó a tocar Trump y tuvo una reacción contraria de proporciones.

Con sus tablas, puso en riesgo la estabilidad financiera del país, el estatus del dólar como divisa refugio y la confianza de los inversores en su deuda soberana. Y eso no es lo mismo para el mundo cuando pasa - como sucede - con la Argentina o si sucediera con la principal economía del mundo.

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China es el segundo tenedor en el mundo de la deuda norteamericana. (Foto: Gentileza La República.co)

China es el segundo tenedor en el mundo de la deuda norteamericana. (Foto: Gentileza La República.co)

Una gran cantidad de bonos de la deuda de EE. UU. está en manos extranjeras.

Solo China, su gran rival económico posee 760.000 millones de dólares y 690.000 millones de euros correspondientes a la deuda estadounidense. Es, en definitiva, un arma financiera de gran poder destructor y que refleja la enorme interconexión global de la economía actual. Solo superado por Japón, un aliado de EE.UU.

Por eso, Trump, llegó demasiado lejos con sus medidas. A las puertas del infierno para el dólar como moneda de referencia mundial.

"Sé lo que hago", repite una y otra vez Donald Trump. Es la primera vez que parece ser cierto.