Mariúpol, destruida, a punto de caer. El comandante de las tropas ucranianas le envió una carta al papa Francisco (Foto Archivo)
"Nos quedan horas, nos superan 10 a 1", es la amarga resignación de Serhiy Volyna. Es el comandante de las tropas de Ucrania que ha resistido 56 días las embestidas de las tropas rusas sobre Mariúpol. Pero esta vez parece ser la última para los valientes que se quedaron a defender su ciudad.
Vladimir Putin lanzó un segundo ultimátum para que la ciudad se rinda y quede bajo el mandato de las tropas rusas. Las tropas ucranianas saben que no pueden resistir mucho más, con la ciudad aislada, sitiada y devastada como se encuentra.
"Quizá estamos enfrentándonos a nuestros últimos días, si no, horas", fue la dramática frase del comandante Volyna. Apelamos y suplicamos a todos los líderes mundiales que nos ayuden", asegura en un mensaje que grabó y se difundió por medio de las redes sociales a todo el mundo.
Pensando en la vida de quienes aún resisten, hace un último pedido para preservar la vida: "Les pedimos que utilicen el procedimiento de extracción y que nos evacúen".
Volyna es considerado un héroe en su país. Comandó la resistencia durante casi 8 semanas de la guerra entre Rusia y Ucrania. Y en las que pueden ser sus últimas horas con vida hizo algo significativo: le escribió una carta al papa Francisco.
"Probablemente vistes muchas cosas en tu vida. Pero estoy seguro de que nunca has visto lo que está sucediendo en Mariúpol", le dice al santo padre para describir el infierno que viven quienes intentan resistir en esa ciudad.
Y agrega: "Porque así es como se ve el infierno en la Tierra. Recurro a ti en busca de ayuda, porque ha llegado el momento en que las oraciones son las únicas que nos ayudan para salvarnos", lo que se interpreta que es un pedido para que se involucre más abiertamente en lograr un alto el fuego para la guerra.
Vladimir Putin renovó su ultimátum. En el marco de lo que definió como la "gran ofensiva para liberar" el este de Ucrania.
Mariúpol tenía 500.000 habitantes antes de empezar la guerra. Ahora, como mucho, quedan 100.000 personas. No son todos combatientes, soldados. Muchos son civiles que no han podido huir o han preferido quedarse y resistir aunque les cueste la vida. Están aislados con problemas de todo tipo para conseguir alimentos, combustible y energía eléctrica en medio de una ciudad destruída en el 90%.
Y la amenaza final del Kremlin sólo hace esperar un final horroroso, como en Sarajevo o en Alepo.
Ante la alternativa del asalto final a Mariúpol, Ucrania acordó con Rusia un corredor humanitario. Sin embargo, en la mañana de este miércoles, Kiev denuncia que cayeron dos bombas sobre un hospital que actuaba como un improvisado centro de refugiados. Nada detiene el objetivo final de Vladimir Putin.
Ucrania espera el asalto final sobre la acería de Azovstal en Mariúpol. Es el principal foco de la resistencia armada.
Según las autoridades ucranianas, junto con las fuerzas armadas, en la acería de Azovstal hay cerca de un millar de civiles, entre ellos mujeres y niños. No más que eso para oponerse a los militares rusos y su armamento.
Mariúpol parece en marcha inexorable a su claudicación. Tarde o temprano, Vladimir Putin, se sumará a la lista de los derrotados.