MURIÓ POR CAUSAS NATURALES

Quién era Jane Goodall, la activista y defensora de animales que murió a los 91 años

La etóloga británica falleció a los 91 años en California. Fue pionera en demostrar que los chimpancés usan herramientas y sienten emociones, dedicó su vida a la ciencia y al activismo ambiental.

Quién era Jane Goodall, la activista y defensora de animales que murió a los 91 años

La investigadora británica Jane Goodall, reconocida mundialmente por sus aportes a la etología y pionera en el trabajo de campo con chimpancés, falleció a los 91 años. La noticia fue confirmada por el instituto, que ella misma creó y que lleva su nombre, el cual indicó que murió “por causas naturales” mientras se encontraba en California como parte de una gira de conferencias por Estados Unidos.

Goodall, quien además se desempeñó como Mensajera de la Paz de la ONU, dejó un legado que cambió para siempre la manera de entender el vínculo entre humanos y animales. “Sus hallazgos como etóloga revolucionaron la ciencia, y era una incansable activista por la protección y restauración de nuestro mundo natural”, señaló el Instituto Jane Goodall al dar a conocer la noticia.

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En sus primeros años de trabajo en África, la científica se integró a la vida de los chimpancés como nadie lo había hecho antes. Los imitaba, se subía con ellos a los árboles y hasta compartía sus bananas. Fue la primera en registrar que los primates utilizaban herramientas y en demostrar que expresan emociones, observaciones que marcaron un quiebre en la disciplina.

“Los descubrimientos de la doctora Goodall como etóloga revolucionaron la ciencia, y fue una incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural”, reivindicó el instituto.

Quién fue Jane Goodall

Goodall nació el 3 de abril de 1934 en Londres y creció en Bournemouth, al sur de Inglaterra. Desde la infancia cultivó una fuerte fascinación por los animales. En varias entrevistas contó que un gorila de peluche que le regaló su padre alimentó ese interés, al igual que sus lecturas de Tarzán y Doctor Dolittle. La falta de recursos económicos la obligó a dejar los estudios superiores y trabajar primero como secretaria y luego en una empresa de cine, hasta que en 1957 pudo concretar el viaje a Kenia que le cambiaría la vida.

Allí conoció al antropólogo y paleontólogo Louis Leakey y a su esposa la arqueóloga Mary Leakey, quienes la orientaron hacia la investigación de primates. Bajo la tutela de Leakey se instaló en Tanzania y fundó la Reserva del Arroyo Gombe, posteriormente Centro de Investigación, donde observó durante años a los chimpancés en su hábitat natural.

Aunque interrumpió sus tareas para doctorarse en la Universidad de Cambridge, pasó largas temporadas en la selva acompañada de su primer esposo, el camarógrafo Hugo van Lawick. Sus descubrimientos llegaron al gran público gracias a la alianza con National Geographic, que difundió sus registros en revistas, documentales y programas de televisión. Fue en ese contexto que los chimpancés de Gombe alcanzaron notoriedad, en especial David Barba Gris, bautizado así por un mechón plateado en su rostro.

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La británica rompió con la tradición académica de tratar a los animales como simples objetos de estudio. Les dio nombres en vez de números, describió sus personalidades y documentó la complejidad de sus vínculos familiares. “Hemos descubierto que, después de todo, no hay una línea divisoria entre los humanos y el resto del reino animal”, expresó en una charla TED en 2002.

Con el correr del tiempo, amplió su mirada más allá de la primatología. Al comprobar la rápida destrucción del entorno natural, se volcó al activismo ambiental y pidió acciones urgentes frente al cambio climático. “Nos estamos olvidando de que formamos parte del mundo natural. Todavía hay tiempo”, declaró a CNN en 2020.

En 1977 fundó el Instituto Jane Goodall, organización sin fines de lucro que respalda la investigación en Gombe y promueve programas de conservación, salud y educación en África y en distintos países. Su trabajo se expandió luego al escenario global, donde fue una de las voces más influyentes en defensa de la biodiversidad.

Con casi siete décadas de trayectoria, Goodall combinó ciencia y militancia ambiental, inspirando a generaciones de investigadores y activistas. Su vida quedó marcada por una convicción de que no se puede proteger a los chimpancés sin resguardar el mundo natural en el que habitan.

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