Donald Trump avanza en la conformación de su gabinete para el gobierno que asumirá el próximo 20 de enero de 2025. Los medios más importantes dan como un hecho la designación de su secretario de Estado: se trata del senador republicano Marco Rubio.
Es un senador que en 2016 enfrentó a Donald Trump en las primarias para las elecciones presidenciales. Pero luego cambió y se convirtió en uno de sus principales seguidores. Tiene importantes definiciones sobre la Argentina.
Donald Trump y su futuro secretario de estado que tiene su visión particular sobre la Argentina. (Foto: A24.com)
Donald Trump avanza en la conformación de su gabinete para el gobierno que asumirá el próximo 20 de enero de 2025. Los medios más importantes dan como un hecho la designación de su secretario de Estado: se trata del senador republicano Marco Rubio.
Rubio es del ala más conservadora de los republicanos y puede ser el primer latino en formar parte de los colaboradores más cercanos de Donald Trump. Fue su opositor y duro crítico en las primarias de la campaña de 2016. Pero se bajó de la campaña y desde entonces se transformó en una de sus principales voces en la Cámara alta del Congreso de los Estados Unidos.
La designación de Rubio como secretario de Estado sería una buena noticia para nuestro país. En más de una oportunidad, el senador calificó a la Argentina como un "aliado". Estuvo con el presidente Javier Milei en la Casa Rosada en el pasado mes de febrero. En ese momento, Rubio elogió el plan económico libertario "para salvar a la Argentina".
Nació en el estado de Florida y tiene 53 años. Sus padres, Mario Rubio y Oria García, emigraron desde Cuba en 1956 y se nacionalizaron norteamericanos en 1956. Rubio hizo carrera política en ese estado y fue subiendo escalón por escalón.
En el año 2000 fue electo como representante (Diputado) en el congreso de Florida. Luego fue el presidente de ese cuerpo. En el año 2010 se transformó en el primer latino de origen cubano en llegar al congreso en Washington como senador.
Es uno de los representantes del grupo denominado como "tea party", el ala más conservadora dentro de los republicanos. Por ejemplo, es un ferviente defensor del derecho de los ciudadanos a estar armados - como permite la segunda enmienda de de la Constitución - y por eso el poderoso lobby de la Asociación Nacional del Rifle (RNA) tiene al senador rubio como uno de los que más dinero recibe en apoyo a sus políticas.
En 2016, enfrentó en la interna a Donald Trump y lo criticó duramente. Dijo que era un advenedizo que pretendía utilizar al partido centenario como plataforma para llegar a la Casa Blanca. Pero Trump lo sepultó en la interna. Rápidamente, Rubio archivó esas definiciones y se transformó en un poderoso defensor de las ideas del magnate neoyorquino en la Cámara de Senadores. Y tiene una preferencia especial con la Argentina, como él mismo lo ha dicho.
Es considerado como un "halcón" para defender las políticas más duras de la diplomacia de los Estados Unidos. Es uno de los principales promotores contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Pero para la región, parece haber elegido un claro aliado y no es otro que nuestro país.
“El presidente Milei ha sido enfático en su deseo de contrarrestar las amenazas del cáncer que representa el comunismo y sería importante que el presidente Biden opte por priorizar a los aliados de Estados Unidos en vez de a los tiranos”, dijo varias veces en estos años de la administración demócrata en Washington.
También destacó el apoyo dado por Milei en temas graves internacionales: "Es importante saber que tenemos a un aliado en el Cono Sur que apoya a Israel y Ucrania en este momento tan crucial”, dijo Marco Rubio.
El senador republicano estuvo en Buenos Aires en el pasado mes de marzo. Visitó al presidente Javier Milei quien lo recibió en la Casa Rosada. Fue el pasado mes de febrero. En el diálogo de ocasión que registraron las cámaras, Milei le autografió una taza (un "mug" para los norteamericanos) que decía: "No hay plata".
Tal vez haya sido premonitorio. Milei necesitará apoyo de la nueva administración Trump para lograr uno de los objetivos en economía: que el FMI otorgue un préstamo adicional que acelere la salida del cepo.
