“Ahora más que nunca, en estos tiempos extremadamente difíciles, debe establecerse una zona de protección alrededor de la planta nuclear de Zaporiyia” escribió el argentino que se mueve a ambos lados de la frontera más caliente en el mundo.
“Ahora más que nunca, en estos tiempos extremadamente difíciles, debe establecerse una zona de protección alrededor de la planta nuclear de Zaporiyia” escribió el argentino que se mueve a ambos lados de la frontera más caliente en el mundo.
Rafael Grossi, acaba de reunirse con Vladimir Putin, el presidente ruso. Previamente, estuvo con Volodimir Zelensky, el mandatario de Ucrania. Tiene un objetivo vital: evitar que la guerra entre ambos países cause una explosión en la central nuclear de Zaporiyia, que tendría consecuencias devastadoras.
Es diplomático y especialista en Seguridad y Asuntos nucleares. Tiene 61 años y desde diciembre de 2919 es el director del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) que depende de Naciones Unidas.
La OIEA es el ente de la ONU responsable de velar por la seguridad de la energía atómica en todo el planeta y alentar todo tipo de tratados para promover el desarme de las cabezas nucleares. Pero, especialmente, mantiene un sistema de vigilancia sobre las centrales nucleares de uso pacífico de la energía.
Por eso, fue uno de los primeros que alzó la voz de alarma cuando comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania. La central nuclear de Zaporiyia, en el centro este de Ucrania, es la más grande de Europa y quedó en medio del conflicto.
Ya viajó por primera vez en marzo, en el primer mes del conflicto a la central nuclear de Zaporiyia. Para la OIEA, forma parte del territorio de Ucrania y debe ser preservado para su seguridad y la del resto de Europa. La Central tiene 6 reactores que en más de una oportunidad vieron caer muy cerca misiles que podrían comprometer la posibilidad de una explosión de gravísimas consecuencias.
En septiembre, ya con la central bajo control de las tropas rusas, el argentino Grossi obtuvo algo trascendente: la Agencia de Energía Atómica de la ONU (OIEA) dejó una "patrulla permanente" para el monitoreo de la seguridad de la central en medio de una guerra que parece no tener fin.
Así lo escribió por Twitter: "Ha llegado el día, la Misión de Apoyo y Asistencia de @IAEAorg a #Zaporizhzhya (ISAMZ) ya está en camino. Debemos proteger la seguridad de #Ukraine y la mayor instalación nuclear de Europa. Orgulloso de liderar esta misión que estará en #ZNPP más adelante esta semana".
Ahora logró lo que pocos en el mundo: una reunión cara a cara con Vladimir Putin.
Rafael Grossi se reunió en Moscú con el presidente ruso. Lo primero que llamó la atención fue que estuvieron frente a frente, a muy poca distancia. La mesa ya no los ubicó alejados en la cabecera, como en aquel encuentro con el presidente de Francia, Emmanuel Macrón.
Allí tuvo Grossi la posibilidad de plantearle directamente su inquietud por la seguridad de la planta nuclear. La respuesta del presidente ruso fue ambigua. Sostuvo que está “abierto a un diálogo” con OIEA en torno a la situación en la central nuclear de Zaporiyia.
“Hablaremos con gusto de todas las cuestiones de interés mutuo, o que susciten preocupación", dijo Vladimir Putin. Pero resta asegurar una zona de "neutralidad" que respeten tanto Ucrania como Rusia, para evitar el riesgo de un accidente nuclear.
Y lo más importante, que Rusia abandone el control de la central, que para las Naciones Unidas - la OIEA depende de la ONU - está sobre el actual territorio de Ucrania, pese a la invasión. Esa sería la mejor manera de llevar tranquilidad a toda Europa y despejar el riesgo claro de un evento nuclear, como teme el argentino Rafael Grossi.