Nada parece ser suficiente para devolver la tranquilidad al mundo financiero. El banco Credit Suisse sufre este viernes un nuevo desplome de sus acciones pese a recibir del Banco Central de su país US$ 50.000 millones para evitar la quiebra.
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Nada parece ser suficiente para devolver la tranquilidad al mundo financiero. El banco Credit Suisse sufre este viernes un nuevo desplome de sus acciones pese a recibir del Banco Central de su país US$ 50.000 millones para evitar la quiebra.
La persistente caída en bolsa del banco Credit Suisse renovó la desconfianza financiera. Sus acciones cayeron más del 11% y tuvieron un efecto de arrastre en las bolsas europeas. En Londres, por ejemplo, la baja es del 0,29%, pero el índice IBEX (de Madrid) cae el 1,39%.
Al otro lado del Atlántico la inyección de liquidez, de miles de millones de dólares, tampoco parecen dar el efecto esperado por la FED (Reserva Federal) y la secretaría de Comercio, Janet Yellen.
Once bancos aportaron US$ 30.000 millones para el First Republic Bank, pero sus acciones también sigue cayendo.
Mientras que el SVB (Sillicon Valley Bank) acaba de ser incorporado a sistema de bancarrota que permite el artículo 11 de la ley de quiebras de Estados Unidos.
Este viernes, el banco cae de manera pronunciada en sus acciones y superó la barrera del 10% hacia abajo en Zurich. La entidad suiza pasó esta semana en una peligrosa montaña rusa. Sus acciones se desplomaron un 30% cuando el principal accionista (un banco Saudí) anunció que no participaría de una ampliación de capital.
La decisión del Banco Central suizo de aportar aún más que lo que la Argentina recibió en 2018 por parte del FMI hizo que el jueves las acciones del banco se recuperaran casi un 20%.
Sin embargo, las dudas sobre cómo debe reconvertirse esa institución - una de las más fuertes de Europa - volvió a despertar el temor de los inversionistas. Consecuencia lógica: otra caída de sus acciones y mayor incertidumbre en las bolsas del Viejo Continente.
Pero también en Estados Unidos ese caso se sigue atentamente. El Wall Street Journal publica en su edición on line que los inversores norteamericanos han paralizado sus operaciones con ese banco hasta ver qué rumbo toma.
Los 50.000 millones de dólares estaban destinados a calmar en esta misma semana las preocupaciones sobre el prestamista suizo. Sin embargo, Wall Street sigue cauteloso.
Esta situación tiene su propia dimensión. Once bancos de primer nivel (como JP Morgan & Chase o el CITI) se reunieron para rescatar su operatoria. Pero, apenas un día más tarde, su valor accionario volvió a caer. Las acciones de la entidad crediticia de San Francisco cayeron más de un 20% después de que suspendió su reparto de dividendos. Los analistas dijeron que enfrenta una perspectiva "espantosa" en el futuro inmediato.
Sumado a que este viernes, a primera hora de la actividad económica de Estados Unidos, la empresa matriz de Silicon Valley Bank (SVB) se declaró en bancarrota invocando el capítulo 11 de la ley de quiebras.
En estos 5 días, el mundo financiero se apuró por actuar para evitar mayores consecuencias. Pero el fantasma de vivir otra situación como en 2008 no desaparece.