Doble femicidio: un remisero y un viaje sin retorno
Laurta ingresó de forma ilegal a la Argentina para evitar los controles migratorios que podrían haber activado una alerta judicial: sobre él pesaba una orden de restricción por denuncias previas de violencia de género radicadas por su expareja. Una vez en Concordia, se comunicó a través de la aplicación Telegram con Martín Sebastián Palacios, un remisero de San Salvador que ya le había hecho viajes anteriores.
El miércoles 8 de octubre, ambos se encontraron en la terminal de Concordia. El trayecto acordado era hacia Rafaela, Santa Fe, pero el destino final fue la muerte. La investigación determinó que Palacios fue asesinado esa misma noche, y su cuerpo, desmembrado y sin cabeza ni manos, apareció días después en un campo entrerriano.
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“Estamos convencidos de que lo mató para que no pudiera reconocerlo luego. Fue parte de su plan premeditado”, afirmaron voceros policiales.
En el hotel Berlín de Gualeguaychú, donde Laurta se hospedó antes de ser detenido, los investigadores hallaron la billetera de Palacios, cinco teléfonos celulares y el arma utilizada en los crímenes.
Pablo Laurta: una mente criminal calculadora
Los investigadores coinciden en que Laurta tenía una “mente criminal metódica”. Nada quedó librado al azar: la elección del medio de transporte, el uso de criptomensajes, los movimientos nocturnos y la planificación del secuestro de su hijo formaban parte de una secuencia previamente estudiada.
El viernes 10 de octubre, la Policía de Córdoba encontró el Toyota Corolla en el que viajaban Laurta y Palacios completamente incendiado en Villa Retiro, al norte de la capital provincial. A partir de allí comenzó una intensa búsqueda que unió a las policías de Entre Ríos y Córdoba.
Así detuviero a Pablo Laurta
Mediante el análisis de cámaras de seguridad, triangulaciones de antenas de telefonía y testimonios, los investigadores lograron reconstruir los pasos del femicida. El jueves 9, el vehículo había cruzado el Puente Victoria rumbo a Santa Fe. Luego, las imágenes lo mostraban ya sin acompañante.
Ese mismo fin de semana, la Policía de Córdoba confirmaba el hallazgo de los cuerpos de Luna Giardina y su madre, Mariel Zamudio, en Villa Serrana, una zona serrana al noroeste de Córdoba capital. Ambas habían sido brutalmente asesinadas.
La detención de Laurta se produjo en un hotel de Gualeguaychú. Fue interceptado mientras llevaba una bandeja con desayuno, lo que permitió a los agentes actuar sin riesgo para su hijo.
“Tenía el arma cargada, con una bala en la recámara, lista para ser disparada”, graficó uno de los investigadores.
Junto al arma, se hallaron pertenencias del remisero y documentos que lo incriminan directamente en el triple crimen. Tras su arresto, el niño quedó bajo resguardo del Estado y se evalúa ahora la posibilidad de que quede al cuidado de familiares.