DESESPERADA BUSQUEDA

Flechazo en una peña y relación incipiente: cómo nació la historia de amor de Alberto Pedro Kreder y Juana Inés Morales

La desaparición de Alberto Pedro Kreder y Juana Inés Morales mantiene en vilo a toda una comunidad en Chubut. Ambos jubilados habían iniciado una relación hacía apenas dos meses, después de conocerse en una peña de Comodoro Rivadavia.

Flechazo en una peña y relación incipiente: cómo nació la historia de amor de Alberto Pedro Kreder y Juana Inés Morales

La desaparición de Alberto Pedro Kreder y Juana Inés Morales mantiene en vilo a toda una comunidad en Chubut. Ambos jubilados habían iniciado una relación hacía apenas dos meses, después de conocerse en una peña de Comodoro Rivadavia. Desde entonces, habían compartido algunos encuentros y charlas, sin llegar aún a formalizar el vínculo ante sus familias. Pero aquel viaje a Camarones, planeado como una escapada romántica, terminó convertido en un misterio profundo del que, hasta ahora, no hay rastros ni respuestas.

Según el relato de los familiares, Juana Inés Morales, de 69 años, docente jubilada, le contó a su hija mayor el jueves 9 de octubre que planeaba irse el fin de semana con su nueva pareja. “Me voy mañana a la tardecita”, le dijo. Sin embargo, el viaje se postergó un día, ya que la fiesta por el 125° aniversario de Camarones —el destino elegido— fue reprogramada debido al mal clima. Finalmente, partieron el sábado 11 de octubre, con la intención de disfrutar de las celebraciones locales que incluían un asado popular, shows artísticos y el cierre musical de “El Polaco” la noche del domingo. Pero nunca llegaron.

La última pista firme apareció seis días después. El viernes 17, dos hombres que recorrían una zona rural a bordo de Jeep Cherokee encontraron la Toyota Hilux con cúpula de Kreder atascada en el Zanjón de Visser, a 45 kilómetros de Caleta Córdova. Era un lugar inhóspito, sin señal de celular y muy alejado de la ruta lógica hacia Camarones. Para llegar allí no se debía tomar ese camino: el trayecto habitual es por la Ruta Nacional 3 y luego la Ruta Provincial 30, una distancia total de 261 kilómetros.

“La familia de Alberto piensa que no fue él quien manejó hasta ahí. Mi mamá nunca habría querido ir por ese camino”, contó Aldana Botha, hija menor de Juana, de 29 años. “Lo lógico hubiera sido que tomaran la ruta 3”.

Cuando los rescatistas lograron acceder al vehículo, la camioneta estaba cerrada con llave, por lo que debieron romper un vidrio para revisar el interior. Allí hallaron una mochila, una campera, un pañuelo de cuello de Juana, además de un bidón con agua, una bolsa con pan, una carpa y una pala. Lo más inquietante fue que no había rastros de los celulares de ninguno de los dos, un detalle que complicó aún más la reconstrucción de los últimos movimientos.

Juana había enviudado a fines de 2024 y, desde mediados de 2023, se había reinventado profesionalmente: daba clases particulares en su barrio junto a una amiga. Alberto, por su parte, había llegado a Comodoro Rivadavia desde Carhué hace casi cinco décadas. Viudo también, se dedicaba a la actividad inmobiliaria. Sus hijas, Gabriela (51) y Laura (49), se enteraron de su nueva relación poco antes de su desaparición.

Para mí los interceptaron en algún punto del camino. No me cierra que se hayan perdido. Mi papá no era de aventurarse sin avisar”, señaló Gabriela, quien lidera la búsqueda desde Comodoro Rivadavia. “Algo pasó, y no fue un accidente”.

La relación entre ambos era reciente, algo que también confirmó la hija mayor de Kreder: “No llevaban mucho tiempo juntos y mi papá casi no hablaba de ella.” De hecho, las hijas de Juana solo sabían que su madre se había ido con un hombre al que todos llamaban “Beto”.

Desesperada por obtener información, Aldana hizo una publicación en un grupo de Facebook local con una foto del hombre:

Necesito dar urgente con el nombre completo o dirección de este señor o con algún familiar de él. Sé que le dicen Beto y que vive en Ciudadela, Comodoro Rivadavia. Solo necesito ubicarlo porque está con mi mamá. Por favor, ayuda.

Con el correr de las horas, la búsqueda se intensificó y las historias de ambas familias comenzaron a entrelazarse en una misma angustia. “No llegué a conocerlo. Ellos recién se estaban conociendo. No hubo una presentación formal”, explicó Aldana.

Quienes conocían bien a Juana aseguran que no era una mujer aventurera. “Le daba miedo la ruta, manejar le generaba ansiedad”, relató su amiga Lucrecia Galgano, de 49 años. “No era de hacer viajes largos ni de improvisar. Además, tenía problemas respiratorios, se agitaba al caminar, por eso no creo que haya caminado mucho si se bajaron del auto.”

Pese a esos temores, Galgano recordó que Juana estaba entusiasmada con su nueva relación: “Estaba muy feliz, muy enamorada. Me decía que él era de Carhué y que quería llevarla allá para pasar su cumpleaños. Me confesó que tenía miedo porque la ruta era larga, pero no quería decepcionarlo.” Kreder hubiera cumplido 80 años el 30 de noviembre.

La denuncia por averiguación de paradero se radicó el lunes 13 de octubre, dos días después del viaje, cuando Aldana perdió contacto con su madre. Recién entonces se supo que el acompañante era Alberto Pedro Kreder.

Un comunicado del Ministerio Público Fiscal de Chubut detalló algunos datos relevantes:

“Mediante cámaras de seguridad de una vivienda vecina, se estableció que Juana llegó a la casa de Pedro el jueves 9 a las 20, donde bajó una reposera y una conservadora. El análisis de antenas de telefonía celular mostró que la última señal fue captada en Caleta Córdova. Además, cámaras de esa zona registraron la camioneta de Kreder pasando el sábado 11 a las 10 de la mañana, en sentido sur-norte.”

Ese dato confirmó que la pareja efectivamente había salido rumbo a Camarones, aunque la elección de la Ruta Provincial 1 sigue siendo un enigma. “Nunca imaginamos que iban a tomar ese camino. Es muy raro”, insistió Aldana.

Desde entonces, el operativo de búsqueda no se detuvo. Participan drones, perros rastreadores, efectivos de la Policía de Chubut y personal del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación. Sin embargo, las condiciones meteorológicas han sido adversas: el viento constante y las lluvias intermitentes dispersan el olfato de los perros, lo que retrasa las tareas de rastreo.

El comunicado oficial más reciente confirmó que “se realizaron rastrillajes por cuadrículas, recorriendo estancias, puestos rurales y toda construcción existente en los alrededores, sin resultados positivos”. Las hipótesis aún son varias: desde un accidente imprevisto en medio de la nada hasta la posibilidad de una intervención de terceros.

Mientras tanto, las familias viven entre la esperanza y la desesperación. “Mami, no pienso bajar los brazos. Yo sé que en algún lugar vos me estás esperando”, escribió Aldana en su cuenta de Instagram, junto a una foto de su madre sonriendo. Su publicación se viralizó rápidamente, generando una ola de apoyo en redes sociales.

En Comodoro Rivadavia, los vecinos organizaron cadenas de oración y difundieron imágenes de los desaparecidos. Cada día que pasa, el silencio se vuelve más insoportable. “Lo que más duele es no saber nada. No tener un cuerpo, ni una señal, ni un objeto nuevo que nos guíe”, lamentó Gabriela.

Las dos familias, unidas por la tragedia, mantienen la búsqueda activa y piden colaboración ciudadana para obtener cualquier dato que permita reconstruir los pasos perdidos de aquella pareja que solo quería compartir un fin de semana.

La historia de Juana y Alberto —ella, maestra jubilada; él, hombre de negocios retirado— parece una de esas historias de amor tardías que la vida regala cuando el calendario ya está avanzado. Pero lo que comenzó como un encuentro feliz terminó convertido en una pesadilla colectiva, donde cada hipótesis abre más preguntas que respuestas.

¿Por qué tomaron una ruta tan peligrosa e inusual? ¿Quién condujo realmente la camioneta hasta el Zanjón de Visser? ¿Por qué desaparecieron sus teléfonos? Y, sobre todo, ¿dónde están?

Son interrogantes que la Justicia de Chubut intenta responder mientras el tiempo avanza y el terreno se complica. Las familias esperan que alguna cámara más, algún testigo o un hallazgo fortuito rompa el misterio que los atormenta desde hace semanas.

Por ahora, solo queda la incertidumbre y una frase que repiten los hijos cada día, casi como un rezo: “No vamos a parar hasta encontrarlos.”

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