La mentirita

Anuncian una cuarentena recargada y el desafío es lograr que la gente la cumpla

Mariano Obarrio
por Mariano Obarrio |
Anuncian una cuarentena recargada y el desafío es lograr que la gente la cumpla

Con el anuncio de un regreso a la cuarentena dura, el presidente Alberto Fernández no sólo persigue un objetivo sanitario: bajar la curva de contagios de coronavirus y evitar que colapsen el sistema de salud y las camas de Unidad de Terapia Intensiva (UTI). También busca sacar de cuajo a la gente de las calles para retomar así la iniciativa política, recuperar credibilidad en la lucha contra la pandemia y demostrar que la autoridad presidencial está intacta para hacer cumplir a rajatabla el aislamiento social preventivo y obligatorio.

La presentación iba a ser el jueves y se postergó para el viernes a la mañana –será grabado previamente- por falta de acuerdos de última hora sobre la instrumentación. No quieren fallar en los detalles de puesta en marcha. Luego de 100 días de confinamiento, hay hartazgo social y una brutal crisis económica.

Según pudo saber A24.com, se eliminarán miles de permisos de circulación. Sólo dejarán los esenciales del DNU original 287, que eran sólo 24. Habrá filtros en los mal otorgados. Se restringirá el transporte público a los trabajadores esenciales y se reforzará la vigilancia. El nuevo DNU fijará el comienzo de la etapa para el miércoles 1 de julio y será por 15 días. El nombre de “fase” (1 o 2) anoche era todo un misterio.

Sólo quedarán habilitados los comercios esenciales –alimentos y farmacias- y eliminarán los no esenciales de cercanía. Habrá bancos, pero con restricciones. En la Ciudad, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se resignó a suspender la actividad física –los runners-, pero continuarán los paseos recreativos para niños. En la provincia de Buenos Aires, el gobernador Axel Kicillof aspira a mantener abiertas industrias con protocolos y sin uso de transporte público.

“La lucha contra el Covid es la única bandera que le rindió bien en su imagen, que luego cayó en las encuestas”, señalaron altas fuentes del Gobierno a A24.com. “Alberto está decidido a levantarla. Con la economía paralizada, si se disparan los contagios y colapsa el sistema lo culparán de un doble fracaso: la economía y la salud”, analizó un miembro del equipo.

Alberto decidió montar en esta etapa de la cuarentena una campaña de temor para “meter a la gente adentro de sus casas”. El Presidente está muy preocupado por el crecimiento del pico de contagios de la última semana.

“Quieren ver el efecto de calles vacías, como fue la primera parte de la cuarentena del 20 de marzo, con una postal muy fuerte de despliegue de fuerzas de seguridad en las calles”, dijo un funcionario de la Casa Rosada. Es imperioso bajar la tasa de 2600 contagios diarios de coronavirus en el país, y 1500 en la provincia de Buenos Aires y 800 en la Ciudad. En una semana, creció el 29,5% la ocupación de camas de terapia intensiva (UTI) con enfermos de Covid: de 353 a 457.

Las últimas horas de decisiones no fueron fáciles. Desfilaron por la quinta de Olivos, además de Kicillof y Rodríguez Larreta, el ministro de Salud, Ginés González García; la viceministra Carla Vizzotti; la secretaria legal y Técnica, Vilma Ibarra; el jefe de gabinete bonaerense, Carlos Bianco; y el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli. La residencia presidencial fue escenario de reuniones febriles durante más de cuatro horas y de un lado y de otro se ocuparon en aclarar que no hubo diferencias.

Pero sí hubo una pulseada entre Kicillof y el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós. El gobernador presionaba para cerrar los negocios de cercanía porteños. Muchos bonaerenses viajan en transporte para trabajar en ellos. Quirós preguntó: “¿Por qué quedan abiertas las industrias del conurbano”. Kicillof replicó: “No hubo contagios, tienen protocolo y no usan transporte público”. Kicillof espera que el Presidente lo avale.

La otra disputa entre Ciudad, provincia y Nación fue por diferencias en las restricciones en el transporte interurbano.

El Ministerio de Transporte, que dirige Mario Meoni, informó al Presidente que viajan 1 millón de personas promedio por día, hace ocho semanas, y que 700 mil lo hacen dentro del Gran Buenos Aires.

“No tiene sentido suspender el transporte entre la provincia y la Ciudad. Si Kicillof quiere, puede restringirlo entre los municipios, tiene potestad”, señalaron en la cartera, con la venia de Fernández.

La otra discusión fue por la fecha de inicio de la etapa dura. Serán 15 días y comenzaría el miércoles 1 de julio, para tener tiempo de instrumentar las restricciones de transporte. Rodríguez Larreta era partidario de cerrar todo, pero a partir del lunes 6 de julio. Pero Kicillof y Fernández impusieron la idea de hacerlo cuanto antes.

Ese es el otro gran temor de la Nación, la Ciudad y la provincia: la posible fatiga social. “¿Qué pasa si la gente no obedece en esta etapa?”, se preguntan algunos funcionarios. “Va a haber mucho despliegue visible de fuerzas de seguridad y muchos controles en el transporte y en las calles, similares a los del 20 de marzo, cuando se secuestraban vehículos. Eso es lo que quieren lograr. Ante el temor, que la gente se meta adentro de su casa”, dijo a A24.com un funcionario oficial.

En medio de las reuniones cargadas de nerviosismo llegó el parte diario de contagios y fallecidos. Hubo 2606 nuevos casos de Covid-19, se alcanzó la cifra de 52.457 positivos en el país, con 26 nuevos muertos y se llegó a 1150 fallecidos. Se reportaron 457 enfermos internados en camas UTI y el porcentaje de ocupación se elevó a 48,3% en todo el país (anteayer era 45%) y 54,1% en el Área Metropolitana de Buenos Aires (anteayer era 52%). En el conurbano bonaerense había 232, en crecimiento, y en la Ciudad 196.

Un dato: las camas que contabiliza la Ciudad sólo contemplan las del sistema público de 400 camas destinadas a Covid-19 y no la de los sanatorios privados. “Todavía no pudimos consolidar el número de camas entre el sector público y privado, pero estamos trabajando en eso”, dijo a A24.com una fuente porteña.

Sólo la empresa de medicina prepaga Swiss Medical tenía ayer 33 camas UTI ocupadas con enfermos de coronavirus, según dijo su presidente, Claudio Belocopitt, en A24. No están contabilizadas en las 196 que informa la Ciudad.

Por otro lado, fuentes del sector privado estiman una ocupación total del 65% de camas UTI en los hospitales de medicina prepaga y obras sociales. “La saturación en la Ciudad podría venir en cuatro semanas a este ritmo de contagios”, señalan fuentes privadas. “En la provincia se estima para el 19 de julio”, afirmaron en el Ministerio de Salud provincial de Daniel Gollán. Según los datos oficiales, el 2,7% de contagiados de coronavirus, que ahora superan los 2600 diariamente, van a terapia intensiva a los quince días de contraer el virus. Y permanecen en ese tratamiento de dos a tres semanas.

Por eso, la preocupación se centraliza en la Ciudad, donde hay 1417 camas UTI entre públicas y privadas y en Gran Buenos Aires, donde hay 2239. El otro capítulo preocupante que manejaban ayer, antes del anuncio presidencial, es el ritmo de la duplicación de casos.

  • Gran Buenos Aires, cada 12,2 días.
  • CABA, cada 17,7 días.
  • AMBA, cada 14,7 días.
  • Total país, cada 18,7 días.
  • Total país sin AMBA: 22,5 días.

La de este jueves puede haber sido la última sesión de la Cámara de Diputados por varias semanas. Algunos allegados al bloque del Frente de Todos aseguraban que “el Congreso estará virtualmente cerrado”. Muchos organismos públicos podrían también restringir su atención y su funcionamiento.

La postal, nuevamente, será la de una ciudad fantasmal, sin gente ni tránsito. Queda el interrogante de cómo se hará cumplir la cuarentena en el conurbano.

Muchos intendentes le reclamaron a Kicillof que no podía cerrar comercios de cercanía porque contagian menos que los supermercados. El gobernador les pide que usen su poder político para meter adentro de las casas a la gente que por necesidad sale a trabajar y a hacer changas.

Muchos intendentes le recriminaron que ellos no podían poner la cara para las malas noticias. Y que el ministro de Seguridad, Sergio Berni, debía velar por el cumplimiento, que hasta ahora no se logra, en el conurbano. Podrían reaparecer barricadas en algunos ingresos en determinados municipios. También los jefes comunales temen que se saturen sus hospitales.

La única esperanza que aparece en el horizonte para disminuir los casos críticos es el tratamiento con plasma de convaleciente que salvó al intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde, de la internación en terapia intensiva. La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de ley para impulsar una campaña de convocatoria a donantes de sangre, de la cual se extraen los anticuerpos (con plasma) para recuperar a los enfermos. El Gobierno también lanzará una campaña publicitaria para masificar esa solución, para la cual aún faltan protocolos sanitarios. Pero es una esperanza para evitar el colapso.