Fueron claves los apoyos de varios gobernadores aliados, como Alfredo Cornejo (sus diputados votaron en contra de este artículo), Claudio Vidal (de Santa Cruz), entre otros.
También votaron contra este artículo los 3 de la Coalición Cívica; 2 de Coherencia; uno de Democracia para Siempre; 2 del radicalismo; y la ausencia de la neuquina Tanya Bertoldi de Unión por la Patria. Los 2 del MID y los 3 del Pro que acompañaron la general, rechazaron esta votación particular.
¿Por qué fue importante para el Gobierno?
La ley se aprobó en Diputados. El presidente de la Cámara Martín Menem se va a tomar unas horas para mandarlo al Senado.
En la Cámara alta deberá pasar por comisiones y luego esperar una semana más para el tratamiento. Difícilmente pueda aprobarse antes de la semana del 20, que es la previa de las elecciones.
Luego Milei tiene 10 días hábiles para decidir si veta o prompulga la ley. Es decir, patea para después de las elecciones cualquier acción al respecto.
Si le va más o menos bien, va a tener respaldo político para que sus tradicionales aliados lo apoyen en Diputados y sostener el veto.
Si le va muy mal, va a tener problemas más urgentes que una ley sobre el procedimiento para rechazar DNU.
El Gobierno compró así un tiempo valiosísimo en una ley clave.
¿Qué significa ese artículo?
Ese era el artículo más importante de la ley porque le pone plazo a cualquier decisión presidencial, especialmente con un congreso tan bloqueado como el que suele tener la Argentina en los últimos 15 años, donde la mayor parte de los presidentes no pudieron tener mayoría propia en el Legislativo.
Si la ley se concreta, no solo Milei sino ningún presidente va a tener posibilidad de dictar decretos que ofrezcan seguridad jurídica: los DNU van a tener siempre validez limitada.
Deja atado al presidente de pies y manos. ¿Es bueno para la democracia y la república eso? ¿En qué medida afecta la gobernabilidad? ¿En qué medida beneficia a la división de poderes? Es un debate abierto.