2 mandarinas medianas (bien lavadas)
2 huevos
½ taza de aceite neutro (girasol o maíz)
1 taza de azúcar
1 y ½ taza de harina leudante
2 cucharadas de cacao amargo
1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Una pizca de sal
El toque distintivo lo da el puré de mandarinas. Para hacerlo, se procesan o licúan las frutas enteras, con cáscara incluida (si no son muy amargas), lo que aporta un aroma más intenso y una textura húmeda al budín.
Paso a paso: cómo preparar el budín de mandarina y chocolate
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Preparar las mandarinas: lavarlas bien y cortarlas en trozos. Retirar las semillas y procesarlas hasta obtener una mezcla cremosa.
Batir los huevos con el azúcar hasta que la preparación quede espumosa.
Agregar el aceite en forma de hilo y seguir batiendo.
Incorporar el puré de mandarinas y la esencia de vainilla.
Tamizar la harina, el cacao y la sal, e integrarlos de a poco a la mezcla líquida, con movimientos envolventes.
Verter la preparación en un molde para budín enmantecado y enharinado.
Hornear a temperatura media (180°C) durante unos 40 a 45 minutos, o hasta que al insertar un palillo salga seco.
Dejar enfriar antes de desmoldar y servir.
El resultado es un budín húmedo, esponjoso y con un aroma a mandarina que invade toda la cocina. Si se desea, puede decorarse con trocitos de chocolate, un glaseado cítrico o simplemente espolvorear con azúcar impalpable.
Cómo conservarlo y cuándo conviene hacerlo
Este budín se mantiene perfectamente fresco durante tres o cuatro días si se guarda en un recipiente hermético o envuelto en papel film. También puede congelarse en porciones para disfrutarlo más adelante.
Se puede preparar tanto con mandarinas comunes como con variedades más dulces, lo que permite ajustar el nivel de acidez según el gusto personal. Ideal para aprovechar la fruta de estación y tener siempre algo casero listo para acompañar el desayuno o la merienda.
Un clásico reinventado
El budín de mandarina y chocolate demuestra que, con ingredientes simples y una preparación básica, se puede lograr un postre digno de panadería. Su aroma cítrico, su textura húmeda y el toque de cacao lo convierten en una receta que vale la pena repetir una y otra vez.
Perfecto para compartir o para darse un gusto en casa, es la combinación justa entre lo tradicional y lo diferente: un budín con sabor a hogar, pero con un toque de innovación.