Como anticipo del gobierno de unidad nacional, en caso de ganar, Massa se mostró con eventuales aliados radicales durante el anuncio de nuevas medidas de alivio fiscal para Pymes, monotributistas y autónomos. Fue el viernes en el Consejo Ciencias Económicas, dirigido por la dirigente, Gabriela Russo, cercana al radicalismo porteño, Emiliano Yacobitti.
Massa y la promesa de un "gobierno distinto"
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"Massa va a armar un gabinete muy distinto al actual y la mitad de los actuales funcionarios no estarán en el futuro gobierno si gana las elecciones".
Ese mensaje de diferenciación de Alberto Fernández y los "funcionarios que no funcionan", sin decirlo, es parte de la nueva estrategia de campaña para instalar a Massa como un candidato distinto al Gobierno, a pesar de ser el ministro de Economía.
También se distancia del estilo de Cristina: "Massa no es kirchnerista", dicen en el entorno del ministro candidato.
Y adelantan que además del kirchnerismo, ya está tejiendo alianzas con opositores del radicalismo y el peronismo, para armar un futuro gobierno de unidad nacional con propuestas de políticas de estado como una reforma del pacto fiscal y del sistema impositivo.
Espera que descontentos se puedan sumar a un eventual gobierno de coalición después del 10 de diciembre, o antes, bajo el lema de "cuidar la república y la democracia" en eventual balotaje para enfrentar las propuestas disruptivas de Milei.
Massa prometió que va a armar un gabinete distinto en caso de llegar a ser electo presidente y que en su gobierno no habrá peleas como en el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, porque "él que va a conducir". Ya lo habló con Cristina.
El plan de estabilización
Pero Massa se reserva el anuncio de su plan de estabilización para después del 10 de diciembre porque cree que solo podrá cambiar las expectativas si gana las elecciones, con apoyo popular y empresario, y un acuerdo político ampliado. Algo empezará a adelantar en las próximas dos semanas de campaña.
En el comando de campaña de Unión por la Patria, destacan "dos momentos de Massa". El primero como ministro de Economía, antes de las PASO, teniendo que enfrentar de lleno la dura negociación con el FMI.
El segundo, el "Massa post PASO", como el segundo candidato más votado, y el acuerdo del FMI cerrado, logrando contener la crisis con el desembolso de dólares para fortalecer las reservas del Banco Central, que le garantiza un plan de contingencia para evitar una eventual corrida, el 23 de octubre, en caso de perder.
Ahora se dedica de lleno al anuncio de medidas económicas para paliar los efectos de la devaluación en el bolsillo de los argentinos y sostener el consumo frente a la inflación. Seguirá con propuestas o plan de estabilización futuro que va a aplicar en caso de llegar a ser presidente.
En ese marco, anunció proyectos de ley del Congreso que pedirá votar junto a la separata del Presupuesto 2024, que incluye volver al equilibrio fiscal, bajar el déficit a partir de un nuevo pacto fiscal con las provincias y municipios, una revisión del sistema tributario para "simplificar" la carga de impuestos regresivos, además de hacer permanente la devolución del IVA a los alimentos.
Massa habla de la "construcción de una lógica tributaria como bandera de estado" y reclamará a la oposición que se anime a "debatir en el Congreso un nuevo pacto fiscal e impositivo que incluye eliminar excensiones impositivas (subsidios del Estado) a grandes empresas multinacionales que hoy paradógicamente, pagan menos impuestos que las PYMES nacionales. Lo que Massa advirtió, como "un tema tabú" en el Congreso.
Massa y el fantasma de la hiperinflación
Cerca del ministro candidato desmienten la posibilidad de que las medidas de alivio fiscal y eliminación del impuesto a las ganancias terminen en una hiperinflación.
"Para hablar de una híper hay que hablar de un 500% de inflación anual y estamos muy lejos de eso", responden en el búnker de campaña de Massa ante la consulta de A24.com.
Se esperanzan con que después del pico de aumentos de precios de agosto, la inflación debería empezar a descender, cuando empiecen a hacer efecto las últimas medidas para paliar la pérdida del poder adquisitivo de los salarios, la crisis se va a empezar a estabilizar y la caída de ingresos se compensará con aumento nominal de impuestos por consumo.
También se muestran confiados en que ante una eventual derrota de Massa el 23 de octubre, no habrá un shock económico porque el Banco Central tiene las herramientas del acuerdo con el FMI, para contener una eventual corrida cambiaria y bancaria.
El 23 de octubre, el día después
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Gane quien gane las elecciones del 22 de octubre, el escenario político de Argentina va a cambiar. Va a haber una nueva oposición y un nuevo oficialismo, donde ya no existe el antikirchnerismo, sino un reclamo de la sociedad de desarmar todo lo que gobernó hasta ahora, y armar un sistema político nuevo, con reglas nuevas.
En el Gobierno relativizan la influencia que tendrán en las elecciones presidenciales los triunfos de gobernadores radicales en 5 provincias. Este domingo se sumaría una nueva derrota del peronismo en Mendoza, que Bullrich de la mano del radicalismo intentará usar como nuevo envión.
Dicen que eso ya quedó demostrado en las PASO: Milei no ganó gobernadores, pero salió primero en las PASO y Massa fue el segundo más votado, aunque Juntos le arrebató al peronismo 5 provincias.
En el massismo se imaginan como el escenario más probable el 23 de octubre, un balotaje entre LLA y UP, con la candidata de Juntos por el Cambio fuera de la segunda vuelta, y el radicalismo y el PRO diluyendo la coalición que gobernó bajo el liderazgo de Mauricio Macri entre 2015 y 2019.