Qué se sabe del cuerpo encontrado junto a la casa donde vivía Gustavo Cerati
El cuerpo sin identificar que fue enterrado en un chalet ubicado junto a la casa que alguna vez habitó Gustavo Cerati pertenecía a Diego Olmos. Tenía 16 años, era alumno de la ENET N.º 36 y jugaba al fútbol en el Club Excursionistas. Se encontraba desaparecido desde 1984.
El hallazgo de sus restos ocurrió en 2025, en una vivienda del barrio porteño de Coghlan, justo al lado de la propiedad que Cerati alquiló entre 2001 y 2003. Las pericias confirmaron que Olmos murió de manera violenta: tenía una herida punzocortante a la altura de la cuarta costilla derecha y presentaba otras marcas que evidencian un intento de desmembramiento.
La investigación continúa abierta y los peritos intentan esclarecer tanto la causa de la muerte como el contexto en el que se produjo, sin descartar la posible conexión con personas o hechos ocurridos en aquella época.
El descubrimiento de los restos se produjo durante tareas de excavación para una obra en el terreno, y fue el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) quien se encargó del análisis de la evidencia hallada.
Según los datos que trascendieron, Olmos había salido de su casa vestido con el uniforme escolar y jamás regresó. Cursaba estudios en la ENET N.º 36 y era parte del equipo de fútbol del Club Excursionistas, donde entrenaba casi todos los días, excepto los jueves. Su habitación quedó intacta durante décadas, como si el tiempo se hubiese congelado. La confirmación de su identidad llegó 40 años más tarde y fue comunicada a su madre por sus otros dos hijos. El padre de Diego falleció en un accidente automovilístico sin haber sabido qué ocurrió con su hijo.
Actualmente, la fiscalía apunta a interrogar a los ocupantes del inmueble en 1984: una mujer de edad avanzada y sus dos hijos, de apellido Graf. Aunque legalmente el caso podría estar prescripto, el objetivo es reconstruir cómo fue la muerte de Diego, quiénes estuvieron involucrados y por qué su cuerpo fue enterrado con tanta negligencia, como si jamás hubieran pensado que algún día la verdad saldría a la luz.
El caso también expuso las profundas deficiencias del sistema judicial y policial de la época. La ausencia de una investigación seria, la indiferencia por parte de las autoridades y los prejuicios que recaían sobre los jóvenes varones —como la idea de que simplemente “se había ido con una chica” — terminaron por sellar el destino de toda una familia. “Nos quejamos, buscamos, fuimos a los medios, pero nadie investigó”, había dicho su padre.