Una mañana sonó mi celular y del otro lado de la línea estaba Silvia Freire, una entendida de la psicología, de los medios de comunicaciones y de la psiquiatría con quien supe compartir varios programas de televisión y la respeto mucho.
Ella me propuso hacerme una nota para un programa de cable que ella iba a conducir muy pronto. Buscamos un día y un horario en mi agenda y fui a la entrevista a una propiedad de la zona de Villa Luro donde me encontré con Freire que me recibió y preparó todo para hacer la nota.
Nos sentamos frente a frente en una coqueta biblioteca y empezaron sus preguntas y apreciaciones que generaron mis contestaciones dentro de un plano de respuestas familiares, personales y profesionales. Nada del otro mundo y dentro del plano de una entrevista bien piloteada.
De pronto, Silvia Freire pidió tomarnos un respiro y me llevaron a otra sala. Tomamos un refrigerio allí y volvimos a la segunda parte de la nota. La escenografía era casi igual, menos un mueble que parecía una mesa con un pituco mantel, al tiempo que la entrevistadora me empezó a hablar de la muerte, de mis finados… y descubriendo la mesa, resultó que en realidad era un ataúd sobre dos caballetes… ¡Un atauuuúd!
Me sorprendió. No lo esperaba pero cada productor con su tema y Freire armó el féretro para que quedara como un sillón de dos plazas. Me preguntó si me animaba a sentarme en él junto a ella para seguir la nota allí.
Raro, muy raro, pero yo ya estaba en el baile y seguí ahí respondiendo todo tipo de preguntas. De pronto, la misma Freire me dijo si me animaba a acostarme adentro del cajón mortuorio.
Fue incómodo porque el ataúd era muy chico y yo soy grandote. Estaba muy apretado pero le hice la segunda a Freire y seguí la nota cada vez menos confortable… En un momento Freire intentó cerrar el féretro y ahí le dije que no porque ése era el límite. Seguimos la nota un tiempo más. Me regaló una escultura en madera, la saludé cordialmente y me fui a mi casa.
Nota extraña, nunca me había pasado algo así y cuando se empezó a promocionar mis teléfonos no terminaban de sonar. Me pregunté si era para tanto… Y la verdad era para tanto. Gracias Silvia Freire, no lo voy a olvidar.
El escalofriante video de Luis Ventura recostado en un ataúd
En los últimos días, en su cuenta de Instagram, Luis Ventura desconcertó a sus seguidores con un video escalofriante. El periodista publicó una grabación, donde estaba recostado en un ataúd.
Este miércoles, el conductor estuvo en LAM (América TV) y dio detalles del origen de ese video, que generó una enorme repercusión en las redes sociales.
"Silvia Freire fue compañera mía en Desayuno Americano. Me contactó, me dijo que estaba por arrancar un programa en el cable y me invitó a ir", comenzó narrado el periodista.
En el medio de la entrevista, Ventura se llevó una sorpresa: "Era una nota normal hasta que en un momento me dice: hagamos un break. Veo que había un mesa con un mantel. Ella saca el mantel y aparece un féretro. Abren la tapa y queda como un un sillón con respaldo. Ella me invita a sentarme ahí con ella".
Por último, el periodista explicó que no le genera ningún tabú hablar de la muerte. "Yo tengo una manera especial de ver la muerte. Para mí la muerte es parte de la vida", sentenció.