Se trata del primer expresidente norteamericano que es llevado a juicio penal en la historia de ese país. De qué se lo acusa y cómo puede afectar el tema en su intento por volver a la Casa Blanca.
Donald Trump, el primer presidente de Estados Unidos que enfrenta un juicio penal (Foto: gentileza Rolling Stones).
"Esto es un asalto a Estados Unidos. Nunca había ocurrido nada parecido". Tan vehemente como enojado llegó Donald Trump a la sede de un tribunal en Nueva York para enfrentar un juicio en su contra, acusado de haberle pagado a una actriz porno por su "silencio" durante la campaña electoral de 2016. Es la primera vez que un expresidente norteamericano es llevado a juicio penal en la historia de ese país.
En esta audiencia se debe definir la lista de los 12 integrantes del jurado que tendrán que dar su veredicto. Trump habló ante la prensa que lo aguardaba a las puertas del tribunal. Una vez más, dijo que su presencia en ese sitio se debe a una persecución de sus opositores (en referencia a los demócratas y el presidente Joe Biden) para afectar su campaña para las elecciones del próximo 5 de noviembre.
Los abogados del expresidente plantearon muchos recursos para declarar nulo o postergar este juicio. Pero no pudieron lograrlo y este lunes a media mañana, Donald Trump tuvo que presentarse ante el juez de la causa.
El magnate está acusado de haber tenido una relación con una actriz porno llamada Stormy Daniels. Pero ante el temor de que ese tema saliera a la luz en su primera campaña electoral, en 2016, le habría pagado US$130.000 por su silencio.
Trump ha esgrimido muchos argumentos para evitar este juicio. Entre ellos, que quien pudo haber pagado fue un "negociador" llamado Michael Cohen. En la investigación se determinó que Cohen obtuvo una línea de crédito (puso como garantía a su casa) para pagar esa suma. La defensa de Trump, entre otras cosas, dijo que él nunca supo de esa maniobra para comprar el silencio de la actriz porno.
Pero durante todo el período preparatorio de este juicio, Trump insultó numerosas veces al fiscal de la causa, habló sobre la familia del juez y por todo eso fue amonestado por el tribunal. Se le prohibió volver a referirse en público sobre el acusador o el magistrado.
El Wall Street Journal tuvo la primicia sobre este escándalo en 2016, pero solo en el año 2018 pudo tener la información confiable sobre el pago de Cohen a Stormy Daniels a cambio de mantener la boca cerrada. Ahora llegó el momento de la elección de los jurados para este proceso.
En realidad, lo que se juzgará no es ni una infidelidad ni el "acuerdo de confidencialidad" con Stormy Daniels. Lo que llevó a juicio a Donald Trump es la mecánica del pago y no por qué lo hizo. La fiscalía acusa que por intermedio de Cohen, Trump hizo figurar el pago a Daniels como parte de los gastos de la campaña electoral. Eso es lo que está prohibido y constituye el delito. Cohen confesó esa maniobra y la fiscalía intenta probar que el expresidente estaba al tanto de todo lo sucedido para la "confidencialidad" de la actriz Daniels.
En concreto, el fiscal Alvin Bragg, le imputa al exmandatario que falsificó registros comerciales de Nueva York para ocultar información perjudicial y actividades ilegales a los votantes estadounidenses antes y después de las elecciones de 2016.
Aunque enfrenta un delito penal, es calificado como menor en la justicia de Nueva York. Si es encontrado culpable, declarado por el jurado que debe conformarse este día lunes, Trump puede tener dos tipos de penas: una multa o una condena a 4 años de prisión en suspenso.
Pero ninguna de esas dos alternativas impedirá que siga adelante con su campaña presidencial, se presente a elecciones, eventualmente las gane y vuelva a ser presidente de los Estados Unidos.
El sistema judicial norteamericano solo prevé que un ciudadano no pueda ser candidato en el caso de ser condenado por un delito grave, como un asesinato. Es decir, en este caso, aunque fuera condenado, podría disputar la elección presidencial y de ganar, regresar a la Casa Blanca.
Es por eso que Trump ha descalificado permanentemente este proceso. Entiende que es una campaña montada en su contra basado en hechos que -según él- no pueden probarse.
Para el candidato republicano, todo se trata de afectar su carrera electoral contra Joe Biden. Antes de ingresar a la sala de la audiencia, dijo: "No hay caso. Esto es una persecución política, es un asalto a Estados Unidos".
En su breve declaración también expresó que, en realidad, se trata de un ataque a un oponente político. Finalmente, sostuvo que estaba totalmente orgulloso por tener que asumir esta situación, que solo es una maniobra para intentar afectar su camino, nuevamente, a la Casa Blanca.
El juicio puede durar entre 6 y 8 semanas y el candidato republicano debe estar presente en todas las audiencias.
