“Algo había que hacer y pronto”. Este debió haber sido el razonamiento de las autoridades económicas. De allí las medidas anunciadas que modifican algunos aspectos de la deuda en USD.
Las medidas que tomó Economía
El Gobierno, vía decreto, obligará a las entidades pertenecientes al sector público nacional a:
*Vender toda su posición en Bonares (bono de deuda en USD con legislación local) a través de un proceso de licitación y en plazos aún no detallados, y recibir a cambio pesos que se aplicarían en hasta un 70% a suscribir nuevos bonos en pesos con vencimiento en 2024 y 2025. Con el resto, seguirían atendiendo sus gastos operativos de corto plazo.
*Canjear toda su posición en bonos Globales (en USD, pero con legislación extranjera) para recibir a cambio otros títulos en pesos del Tesoro.
Objetivos que se persiguen.
*Conseguir nuevo financiamiento para ayudar a cerrar al agujero de la caja en pesos y facilitar el roll-over de vencimientos de letras y deuda en moneda local. Se estima que el monto potencial que se pueden ofrecer en Bonares (depurando organismos que no participarían como BCRA y BNA) ascendería a unos USD 15.000 millones, donde el actor protagónico sería el FGS del ANSES con casi el 75% de dicho monto. El valor de mercado de dicha cantidad de bonos rondaría los USD 4.000 millones, lo que representaría traducido a pesos un financiamiento adicional para el Tesoro de aproximadamente 1 billón de pesos.
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Los riesgos crediticios que enfrentará Argentina en 2023 (Foto: twitter)
*Darle mayor fluidez y oferta de títulos al mercado para contener transitoriamente la presión alcista en los dólares financieros (MEP, CCL).
*Contener la emisión directa del BCRA para ayudar a cerrar el agujero fiscal del Tesoro y contener todo lo que se pueda la brecha. Es una forma de minimizar la espiralización de la inflación y tipo de cambio en medio de una transición electoral sumamente compleja para el oficialismo donde la sequía le provoca una merma de USD 20.000 millones al balance de divisas.
Riesgos que se corren
*Al no estar claro quienés estarán del lado de la demanda de los Bonares que se vendan (aún faltan conocer precisiones en este sentido, por ejemplo, posibles flexibilizaciones para que institucionales, bancos y empresas compren títulos en USD) es muy posible que se afecten a la baja las paridades de los títulos. Hoy un AL30 tienen una paridad del 25% y rendimiento del 46%. Si esto sucede iría en el sentido de neutralizar lo propio que se quiere buscar. Menos financiamiento y menos posibilidad de bajar la brecha.
*Existe la posibilidad de un impacto negativo en la confianza general del mercado (ya atento frente a la debilidad general de la economía) ante la lectura de esta operación como otro “manotazo de ahogado”. Así fue dio cuando se dio el intento de recompra de deuda en USD y el canje para estirar vencimientos al 2024 y 2025, o por ejemplo el caso del dólar soja I y II para atemperar por unos meses la sequía de USD y adelantar recursos en pesos para el Tesoro (que por otra parte hoy faltan).
*Que el mercado perciba la operación en definitiva como una emisión en USD a tasas muy altas para financiar sus necesidades en pesos, donde a priori es muy discutible, por los montos involucrados y la mecánica incierta de la operación e implementación, la efectividad que se puede tener en los objetivos buscados: financiar el déficit y vencimientos de capital y contener los dólares financieros.
Conclusiones políticas de una medida arriesgada
Sergio Massa anunció acuerdo con bancos privados por canje de deuda pública. Foto Captura.jpg
La situación de sucesivas internas en la coalición oficialista se traduce en una división de roles. Mientras Cristina Kirchner aumenta su visibilidad con temas de su propia agenda y el Presidente Alberto Fernández se muestra en temas menos sensibles de la gestión, la centralidad de la operatividad recae en el Ministro de Economía, Sergio Massa, quien juega fuerte las pocas fichas que la realidad ha puesto en sus manos.
En un contexto de campaña electoral el principal desafío es evitar la espiralización de la crisis antes que estabilizar las variables macro-económicas, tareas que deberá encarar el próximo gobierno.