El asesinato brutal de Fabián Gutiérrez no comprometería al Gobierno. De todos modos, despertó los peores fantasmas. Alberto Fernández está convencido de que es un caso policial -extorsión económica o pelea por dinero- y no un crimen mafioso o político.
Más allá del móvil, y lo que se demuestre en la causa, la noticia repuso en el tapete la causa de los Cuadernos, que la vicepresidenta Cristina Kirchner quería dejar en el olvido.
Para salir de ese laberinto, la Casa Rosada y el kirchnerismo acordaron buscar un adversario común: Juntos por el Cambio. En un comunicado duro, el macrismo dijo que se trata de “un crimen de gravedad institucional”. Pidieron que la causa pase a la Justicia Federal y salga de Santa Cruz para disipar dudas por la causa Cuadernos. Y reclamó que la fiscal Natalia Mercado, sobrina de la ex presidenta, se aparte de la causa. Todo el arco político del Frente de Todos descargó su artillería y acusó a la coalición opositora de “hacer política con la muerte”.
El tono y la oportunidad del comunicado, motorizado por la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, y firmado por Federico Angelini (PRO), Alfredo Cornejo (UCR) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica), entre otros, profundizó la pelea interna en Juntos por el Cambio. Se enfrentan los “duros” contra los “dialoguistas”. Estos últimos, Rodríguez Larreta, Diego Santilli, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó, entre otros, acusaron a Bullrich de apresurarse y no consultar la decisión. Son los que quieren sostener un diálogo abierto con Alberto Fernández para poder gobernar la Ciudad sin problemas. Y más aún en tiempos de pandemia. Los duros, en cambio, tienen serios reparos con la misma política de cuarentena rígida y sin salida.
De ese modo, quedó más abierta aún la fisura, que se había a comenzado a generar con otro comunicado de Bullrich hace diez días, cuando defendió a Darío Nieto, ex secretario de Mauricio Macri, allanado en la causa de espionaje ilegal por el juez federal de Lomas de Zamora, Federico Villena, ahora apartado del caso por la Cámara Federal de La Plata.
Aquel comunicado también había sido firmado por los “halcones”, incluido el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña. Detrás de ellos está Mauricio Macri, que en estos días pasa varias horas jugando al bridge y que mantuvo desde el principio –desde el 20 de marzo- una dura discusión en diversas reuniones virtuales con Rodríguez Larreta porque discrepaba de la idea de avalar la cuarentena dura por sus consecuencias económicas. Solo en los últimos días, Macri y Rodríguez Larreta limaron diferencias. La decisión política es mostrar unidad hacia afuera, aunque no sea tan real.
La decisión de la Cámara de La Plata de apartar a Villena fue celebrada en un principio por Juntos por el Cambio. Sin embargo, la causa quedó en manos del juez Juan Pablo Auge y de la fiscal Cecilia Incardona. El magistrado tiene vínculos con el kirchnerismo y delegó la instrucción en la fiscal, a la que algunos vinculan con el sector K puro.
La primera medida de la fiscal fue pedir la indagatoria de Gustavo Arribas, ex director de la AFI, y de Silvia Majdalani, su segunda. Villena había obviado esa vía y había preferido involucrar a Darío Nieto y a la ex funcionaria Susana Martinengo, la ex empleada de Documentación Presidencial. Ex agentes habían dicho que les entregaban sus informes a ellos en la Casa Rosada. Pero la fiscal va por la línea jerárquica directa de los ex espías.
El kirchnerismo duro había puesto expectativas en esta causa como parte del plan de venganza contra Macri y de impunidad de Cristina. Por eso, el sorpresivo asesinato de Fabián Gutiérrez alteró esos planes.
En medio de esos tiroteos, la presidenta de AySA, Malena Galmarini, acusó al ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, de ejercer “violencia política contra la mujer”, al haber increpado a los funcionarios de la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic, la semana última en el Puente La Noria. Según pudo saber A24.com, Galmarini, esposa de Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, dijo lo que piensa Alberto Fernández, que había quedado indignado con Berni.
Además, en la misma semana, Frederic también recibió fuego amigo de Horacio Verbitsky, periodista identificado con Cristina Kirchner. En una nota radial, le dijo que las detenciones de la causa de Lomas de Zamora le hacían pensar que “Patricia Bullrich volvió al Ministerio de Seguridad”. Por eso, la defensa de Galmarini a Frederic tuvo el aval de la Casa Rosada, en tensión con el sector que responde a la vicepresidenta. “Ya no se puede ocultar la calentura que hay en el equipo de Alberto con el kirchnerismo duro”, dicen en el oficialismo. “Por eso dieron la orden de pegarle a Cambiemos, el enemigo común”, agregan.
Nombres y urgencias
Para un relanzamiento del Gobierno hay quienes piensan en un cambio de nombres. Se conoció un diálogo de Alberto Fernández con el interventor en el Grupo Vicentin, Gabriel Delgado, que está alicaído porque no pudo asumir y quedó como veedor del concurso. “No te preocupes. Esperá que tengo pensado algo importante para vos”, le dijo Alberto a Delgado. No siguió más, pero algunos lo imaginan como futuro ministro de Agricultura.
El Presidente sigue imaginando una salida sin expropiación para Vicentin: una sociedad mixta público estatal con capitalización de deuda de acreedores. Podría haber otros cambios. Pero también se imaginan nuevas políticas en la nueva mesa chica de Olivos: Alberto, Santiago Cafiero, Máximo Kirchner, Eduardo de Pedro y Sergio Massa.
Se barajan moratorias, reformas tributarias, políticas para turismo y entretenimiento, construcción, créditos para las Pymes y medidas para la industria. No obstante, no hay un programa articulado de ordenamiento fiscal, monetario o inversión pública. Solo medidas sueltas, por ahora, para la economía real. Antes, la condición es el acuerdo cada vez más cercano por la deuda.
Más urgente es lo que pasará el 17 con el fin de la cuarentena estricta. Los contagios siguen en el orden de los 2600 diarios, pero no aumentan. En la Ciudad hay ánimo de reabrir comercios de cercanía que fueron cerrados y volver a la actividad física. “Si la cosa sigue estable podríamos empezar a desandar la cuarentena. No hablaría de fases. Pero seguramente de a poco se vuelva a la normalidad con una vida protocolizada para prevenir contagios”, dijo un funcionario del entorno de Rodríguez Larreta.
En la provincia, la ministra de Gobierno, Teresa García, dijo que “después de esta fase estricta vamos a ir aflojando algunas actividades”. Sin embargo, en el entorno de Kicillof señalan que deberá ser coordinado con la Ciudad, para no romper la unidad del AMBA. “Todo depende de lo que podamos avanzar en estos días de cuarentena estricta”, dijo otra fuente oficial.
“Si los resultados son buenos y se aplana la curva de contagios, podemos ir pensando en algo menos restringido en el AMBA”, agregó. El principal asesor del Ministerio de Salud bonaerense, Enio García, señaló a A24.com que “alguna apertura debe haber, esperemos que sea inteligente y nos ayude seguir sosteniendo el control de la pandemia sin colapsar los servicios de salud”. De cualquier modo, coincidió con que deberá haber consensos con la Ciudad para no tirar por la borda los logros obtenidos.