El mensaje apuntó a evitar incomodidades, interpretaciones erróneas o comparaciones innecesarias que pudieran afectar a los entrenadores actuales del club. Bianchi, que conquistó múltiples torneos locales, Copas Libertadores y una Copa Intercontinental, conserva un vínculo emocional profundo con Boca, pero considera que su presencia en el estadio podría generar presión mediática o expectativas desmedidas.
Por qué Bianchi sí va a ver a Vélez en Liniers
La contracara de su ausencia en la Bombonera es su presencia habitual en el José Amalfitani. Y para él, la explicación es simple: Vélez es su casa.
“A Vélez voy porque es mi casa, nací ahí”, aseguró. Allí suele ocupar uno de los palcos del estadio y es común verlo en los partidos del equipo que hoy dirige Guillermo Barros Schelotto.
Bianchi construyó parte de su identidad futbolística en Liniers. No solo debutó allí, sino que el club representa sus primeros pasos, su formación y sus raíces. Ese sentido de pertenencia fue uno de los puntos centrales de su relato.
Cómo se define Bianchi entre Boca y Vélez
El Virrey aprovechó la charla para profundizar en algo que hace años divide opiniones: ¿de qué club es hincha? Su respuesta confirmó lo que ya había dicho en otras oportunidades, pero también aportó un matiz personal.
“Yo una vez dije que me sentía bostero… soy de Vélez. Uno se hace hincha de la camiseta que se pone. La primera vez que me puse la camiseta de Vélez fue para jugar cuando tenía 12 años. A partir de ahí me la puse todos los días”, relató.
Con esa frase, dejó en claro que su afecto hacia Boca nació desde el rol profesional, desde el vínculo que construyó al dirigirlo y al obtener títulos históricos. Sin embargo, su identificación profunda sigue ligada al club que lo formó desde chico.
Un vínculo respetuoso con Boca y emocional con Vélez
Las palabras de Bianchi volvieron a mostrar su perfil: reservado, respetuoso con la profesión y siempre coherente con sus convicciones. Su ausencia en la Bombonera no responde a un distanciamiento con Boca, sino a un gesto hacia quienes hoy están en el banco.
En cambio, su presencia constante en Liniers sigue asociada a su historia personal, a su sentido de pertenencia y a un afecto que se remonta a su infancia.