Por su parte, a Raúl Cascini le ofrecieron continuar en el club en un cargo diferente, vinculado a la Reserva y sin injerencia directa en el primer equipo. Sin embargo, no habría aceptado esa reubicación y también se alejará por completo.
El único que continúa es Marcelo Delgado, amigo personal de Riquelme y una de las personas de máxima confianza del presidente. El “Chelo” se mantendrá activo en la estructura y tendrá peso en las próximas decisiones.
Qué cambios se vienen ahora en Boca
La salida de Serna y Cascini abre paso a una nueva etapa en la gestión futbolística de Boca. Riquelme ya analiza la designación de un nuevo manager, que trabajará de manera coordinada con Delgado. La búsqueda apunta a sumar una figura con experiencia en gestión deportiva y capacidad para liderar el armado de un nuevo ciclo en medio de una realidad compleja.
Mientras tanto, el plantel sigue entrenando en la Bombonera, en un clima de máxima tensión. Los hinchas piden respuestas, los resultados no aparecen y el equipo no encuentra el rumbo. La reestructuración del área de fútbol es el primer paso para intentar torcer el presente deportivo, pero también una jugada política fuerte de Riquelme, quien empieza a mover fichas con miras al futuro inmediato.
Qué significa el fin del Consejo de Fútbol para el club
El Consejo fue una estructura central en el modelo de gestión que Riquelme impulsó desde que asumió como dirigente. Fue criticado, defendido y discutido, pero siempre fue una marca de identidad de su conducción. Su disolución marca el cierre de una etapa y deja abierta una nueva incógnita sobre el rumbo que tomará el club.
Más allá de los nombres, el cambio es profundo. Riquelme, en medio de la tormenta, decidió soltar a parte de su círculo más cercano. Ahora, con Delgado como único referente interno, el desafío es mayor: reordenar, construir un nuevo equipo de trabajo y, sobre todo, recuperar la confianza deportiva e institucional que Boca necesita.