Richard Hopkins, exjefe de operaciones de Red Bull y amigo cercano de Michael Schumacher, compartió detalles inéditos sobre el legendario piloto alemán.
A más de una década de su retiro de la Fórmula 1 y casi doce años después del accidente de esquí que cambió su vida, la figura de Michael Schumacher sigue despertando admiración, respeto y misterio. En medio del hermetismo que rodea su estado actual, un testimonio cercano volvió a poner el foco en su costado más humano.
Richard Hopkins, exjefe de operaciones de Red Bull y amigo del siete veces campeón del mundo, reveló aspectos desconocidos del carácter del alemán durante una entrevista con The Sun. Hopkins, que conoció a Schumacher en los años 90, cuando era mecánico en McLaren y el piloto competía para Benetton, ofreció una mirada diferente sobre una de las leyendas más grandes del automovilismo.
“Era seguro de sí mismo, posiblemente rozando la arrogancia, pero mostraba abiertamente sus emociones”, contó Hopkins, quien describió al alemán como un competidor extremadamente apasionado, cuya intensidad podía manifestarse “de formas no siempre positivas”.
Según él, Schumacher reunía todas las condiciones necesarias para ser campeón, incluidas aquellas que no necesariamente eran favorables. “Cuando miras todos los elementos que hacen a un campeón mundial, él los tenía todos, incluso los que no siempre eran positivos, como el espíritu deportivo”, explicó.
Hopkins destacó además su meticulosidad: “Su atención al detalle era impresionante, aunque no exclusiva entre los grandes deportistas. Pero en su caso, esa obsesión marcaba la diferencia”.
Lejos del ruido de los motores, Schumacher mostraba un perfil distinto. “Creo que amaba a sus hijos, amaba a su familia, amaba a su esposa”, aseguró Hopkins, para luego matizar: “Eso no significa que amara a su esposa más o menos que cualquier otro piloto de F1. Pero pensarías que probablemente era una persona difícil en su vida privada, y ciertamente no lo era. Era un gran padre y un gran esposo”.
El exjefe de operaciones señaló que la percepción pública del alemán podía ser engañosa: “Si no lo conocías y empezaste a ver Fórmula 1 en 2004 o 2005, probablemente tendrías una opinión equivocada de él sin conocer a la persona detrás de esa imagen”.
Hopkins recordó uno de los episodios más recordados en la carrera de Schumacher: su enfado con David Coulthard en el Gran Premio de Bélgica de 1998, cuando el alemán, visiblemente furioso, corrió hacia el británico tras un toque en pista. “Ya sea que lo vieras en una carrera o corriendo por el pit lane después de chocar contra Coulthard, no necesariamente creerías que es un tipo agradable. Pero ciertamente lo era”, puntualizó.
Para explicar las diferencias entre la imagen pública y la vida personal, Hopkins comparó a Schumacher con su histórico rival, Mika Häkkinen. “Siempre nos reíamos con Mika en McLaren. Había señales de que era un ser humano divertido. Parecía frío, pero tenía un gran sentido del humor”, recordó.
“Podías pensar que era la persona más aburrida del mundo, pero en realidad era encantador y divertidísimo. Tanto Mika como Michael tenían un ‘alter ego’ que solo mostraban fuera de las cámaras”, agregó.
Desde su accidente de esquí en 2013, la familia Schumacher mantiene un estricto silencio sobre su estado de salud. Sin embargo, recientemente el periodista francés Stéfan L’Hermitt, de L’Équipe, afirmó en el podcast Le Grand Récit que durante el último año se habrían registrado “avances importantes” en la condición del expiloto.
Aunque la información no fue confirmada por el entorno familiar, el testimonio alimentó la esperanza de los fanáticos de volver a saber algo más sobre el hombre que marcó una era en la Fórmula 1.