“Frente al odio del femicida, hubo una comunidad que respondió con amor. La escuela, los vecinos, los amiguitos… todos se organizaron para abrazar y acompañar al niño. Esa red de afecto es lo que hoy sostiene su vida cotidiana”, expresó Montero.
La familia transitoria que hoy lo cuida era cercana a las víctimas. Conocían tanto a Luna como a su madre, Mariel Zamudio, y mantenían una relación de confianza con ellas. Por esa razón, el niño ya tenía vínculo con ellos antes del crimen.
Según confirmaron fuentes del Ministerio, tanto la familia como el propio menor están recibiendo asistencia psicológica, en un proceso coordinado por equipos especializados en trauma infantil.
La evaluación sobre su futuro
Mientras tanto, el Estado provincial analiza los pasos a seguir respecto de la custodia definitiva. Por el momento, el niño continuará en la casa de acogimiento, pero la Senaf ya inició la evaluación de familiares maternos que podrían asumir su cuidado de forma permanente.
“Hay tías y tías abuelas en Buenos Aires, en el interior y hasta en el exterior del país. Pero la ley nos exige estudiar cada caso y, sobre todo, escuchar la voz del niño”, explicó Montero.
“Él ya pasó por demasiado. No puede tener más sobresaltos ni nuevas separaciones”, agregó.
Fuentes oficiales adelantaron que el proceso podría extenderse varias semanas, ya que los equipos interdisciplinarios deben determinar cuál es el entorno más adecuado para garantizarle estabilidad emocional y continuidad en sus vínculos afectivos.
A casi dos semanas de la tragedia, el niño asiste nuevamente al colegio y retoma, de a poco, su rutina con la ayuda de docentes, terapeutas y trabajadores sociales. Desde el Gobierno provincial remarcan que su bienestar emocional es la prioridad.
“Lo más importante es que esté contenido, acompañado y rodeado de personas que le den seguridad”, insistió Montero. “Este chico fue víctima de una violencia extrema y ahora necesita un entorno que le devuelva confianza y afecto”.
El proceso de acompañamiento no tiene plazos definidos. Se trata, según explicaron desde la Senaf, de una reparación a largo plazo, en la que intervienen psicólogos, asistentes sociales y educadores.
Mientras tanto, en los tribunales de Córdoba avanza la causa judicial contra Laurta, que podría enfrentar una condena a prisión perpetua. Desde el penal, el acusado permanece bajo estricta custodia, en un pabellón de alta seguridad.
Doble crimen: el caso que pone en el centro a Pablo Laurta
El caso conmocionó a Córdoba y al país entero. Pablo Laurta, que ahora permanece detenido en la cárcel de máxima seguridad de Cruz del Eje, está acusado de asesinar a Luna Giardina (27) y a Mariel Zamudio (55) en su domicilio de barrio Villa Martínez. Luego, secuestró a su hijo y escapó en el auto de un remisero, identificado como Martín Sebastián Palacio, quien también fue asesinado. Su cuerpo aún no fue encontrado.
Tras una intensa búsqueda de tres días, Laurta fue capturado en Gualeguaychú, Entre Ríos, donde fue interceptado junto al menor. En su traslado a Córdoba, el hombre declaró ante la prensa: “Hice lo necesario para rescatar a mi hijo. Estoy en paz porque ahora está seguro”.
Sin embargo, para los investigadores, los hechos fueron premeditados y el argumento de Laurta no tiene sustento. La fiscalía lo acusa de doble femicidio agravado por el vínculo y por mediar violencia de género, además de homicidio criminis causa en perjuicio del remisero.