En el momento de una tensión in crescendo en las negociaciones con el FMI, el presidente Alberto Fernández se volvió a poner en el centro de la gestión para llegar a un acuerdo por la deuda.
En el momento de una tensión in crescendo en las negociaciones con el FMI, el presidente Alberto Fernández se volvió a poner en el centro de la gestión para llegar a un acuerdo por la deuda.
En el medio, se desataron nuevos capítulos de las internas en la coalición oficialista con la salida intempestiva de la ex ministra de Producción de Cristina Kirchner, Débora Giorgi, como segunda de la Secretaría de Comercio Interior, justo cuando el Gobierno debía resolver cómo sigue la política de control de precios cuidados en su intento por contener la inflación.
Pero a diferencia de la crisis de gabinete desatada tras la derrota del Frente de Todos en las PASO, por ahora, parece haber salido ganando la postura de los ministros que responden directamente al presidente Alberto Fernández -Juan Manzur, Martín Guzmán y Matías Kulfas- en el diseño del plan económico para acordar con el organismo multilateral que plantea ir hacia un equilibrio fiscal de cara a los próximos años.
Cerca del ministro de Economía, Martín Guzmán, tomaron como "un indicio de que el FMI también acelera a fondo las negociaciones para avanzar en un acuerdo", el anuncio del organismo de publicar una evaluación -como pidió Alberto Fernández- sobre la deuda contraída en el anterior gobierno de Mauricio Macri y la coalición opositora en ese entonces, Cambiemos.
El organismo confirmó, después del pedido del Presidente, que publicará el análisis de la deuda tomada por Macri en la semana del 20 de diciembre cuando se reúna el board en Washington para analizar el tema, y esa decisión coincidió con la decisión de Argentina de enviar este sábado a Washington al equipo técnico para llegar a nuevos entendimientos.
La lógica de las negociaciones sería así, según anticiparon a A24.com altas fuentes del Gobierno:
A 52 días de haber llegado a la subsecretaría de Comercio Interior Giorgi nunca asumió su cargo. El presidente nunca lo oficializó. Por presiones del ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas.
En el entorno de Alberto Fernández admitían que la decisión de no designar a Giorgi la tomó luego de enterarse por boca de empresarios, que la funcionaria no lo reconocía como jefe político y que divulgaba que ella solo respondía a la vicepresidenta Cristina Kirchner como su jefa política.
El episodio coincidió el jueves con el momento de mayor tensión en las negociaciones con el FMI, las versiones sobre diferencias con la UIA que terminó con un cambio de agenda y la decisión del Presidente de asistir a la cumbre empresarial, desde donde envió el mensaje al FMI.
El cambio de Alberto tuvo dos planteos:
Así, la salida de Débora Giorgi como segunda de Roberto Feletti pareció marcar un cambio en el rumbo del Gobierno para los próximos meses, o años. Se produjo en momentos en que la secretaría a cargo de Feletti debía concretar un nuevo programa precios cuidados.
A esa interna solapada en el Gobierno se sumaron nuevas críticas de los sectores más duros del kirchnerismo en contra del pago de la deuda.
En un documento de la agrupación ultra k llamada "soberanxs", firmado entre otros por la renunciante exembajadora ante Venezuela, Alicia Castro, el exvicepresidente Amado Boudou, el exvicegobernador Gabriel Mariotto, la diputada Fernanda Vallejos y el filósofo Mempo Giardinelli, entre otros, pasaron de pedir el "no pago de la deuda" a reclamar que el gobierno de Alberto Fernández lleve "al FMI a la Corte Penal Internacional".
Desde el Gobierno, la portavoz oficial, Gabriela Cerruti, relativizó esa interna y dijo que se trata solo de "matices" en la coalición de Gobierno.
Pero ante la amenaza de proliferación de concentraciones, el Presidente recibió el viernes a dirigentes de organizaciones sociales oficialistas como Barrios de Pie, el Movimiento Evita, la CCC, el MUP, Octubres y el CTD Aníbal Verón, el marco de la serie de reuniones con los principales sectores de la economía antes del envío al Congreso de un “plan plurianual”.
La salida de Debora Giorgi del Gobierno antes de asumir es otra muestra del avance de la peronización del Gobierno tras la derrota electoral del 14 de noviembre, en la que sectores cercanos al cristinismo terminaron bajando el perfil mientras avanzan las alas más ortodoxas de centro como Manzur, con gobernadores e intendentes y los ministros más cercanos al presidente terminaron empoderados, a diferencia del debilitamiento que habían sido expuestos a partir de críticas de la vicepresidenta tras la derrota en las PASO.
La tregua seguirá por lo menos hasta enero, cuando el Gobierno espera terminar de sellar el acuerdo por la reestructuración de la deuda con el FMI y mostrar a un Alberto Fernández empoderado. Pero Cristina Kirchner, Máximo Kirchner y el ministro del Interior, Wado De Pedro son la base de apoyo del kirchnerismo que el Gobierno necesita en el Congreso, donde se espera un fin de año agitado.