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Con este aumento, el haber mínimo jubilatorio se ubica en $320.277, mientras que
el haber máximo alcanza los $2.155.162,17.
Este esquema de actualización mensual reemplazó al sistema trimestral que rigió en años anteriores, y tiene como objetivo evitar que los ingresos jubilatorios queden rezagados frente a la evolución de los precios. Al indexar las jubilaciones mes a mes según el IPC, se busca proteger el poder adquisitivo de los beneficiarios ante la escalada inflacionaria.
Bono extraordinario de $70.000 para quienes cobran la mínima
Además del aumento mensual, los jubilados de menores ingresos recibirán un bono extraordinario de $70.000. Este refuerzo apunta específicamente a quienes perciben el haber mínimo, con el fin de compensar la pérdida de ingresos acumulada en los últimos meses.
El bono tiene un esquema escalonado:
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Quienes perciben exactamente el haber mínimo ($320.277) recibirán un bono completo de $70.000, alcanzando un ingreso total de $390.277.
Aquellos que superen los $320.277 pero no lleguen a los $390.277 recibirán un bono diferencial, que se calculará para completar ese monto.
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Los jubilados cuyos haberes superen los $390.277 no accederán a este bono extraordinario.
Con esta medida, el Gobierno apunta a garantizar un piso mínimo de ingresos para todos los jubilados, evitando que quienes están apenas por encima de la mínima queden excluidos de los refuerzos económicos.
Reintegros por compras con tarjeta de débito: beneficios diarios para el bolsillo
El tercer componente de este paquete de medidas llega a través del Programa Beneficios ANSES, que ofrece reintegros directos por compras realizadas con tarjeta de débito. Esta herramienta busca incentivar el consumo y aliviar el gasto diario de los jubilados, especialmente en rubros esenciales.
Los beneficios vigentes durante septiembre son los siguientes:
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10% de reintegro en compras de alimentos.
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20% de reintegro en productos de higiene y perfumería.
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Sin tope de devolución en ninguno de los rubros mencionados.
A su vez, los jubilados y pensionados que cobran sus haberes a través del Banco Nación acceden a un beneficio adicional del 5% de reintegro sobre compras con tarjeta de débito.
Además, la entidad bancaria ofrece a estos beneficiarios una compensación diaria sobre el saldo en cuenta, con una Tasa Nominal Anual (TNA) del 32% y un tope de $500.000, funcionando como una suerte de incentivo al ahorro en cuentas sueldo.
Estos reintegros se acreditan de forma automática, sin necesidad de inscribirse ni presentar comprobantes, lo que simplifica el acceso a los beneficios y asegura que lleguen efectivamente a quienes más los necesitan.
Impacto acumulado y próximos aumentos previstos
La implementación de estos tres beneficios en simultáneo implicará una mejora significativa en los ingresos de los jubilados y pensionados con haberes más bajos. De hecho, quienes perciben la mínima verán un incremento mensual compuesto por:
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1,9% de aumento automático,
$70.000 de bono extraordinario, y
descuentos diarios por compras, que podrán generar un ahorro considerable dependiendo del nivel de consumo mensual.
Esta política de ingresos se enmarca dentro de una estrategia más amplia del Gobierno para proteger a los sectores de ingresos fijos en medio de un escenario de inflación persistente, al menos hasta que se consoliden señales de desaceleración de precios.
Además, ya está confirmado que en octubre habrá un nuevo aumento del 1,88%, correspondiente a la inflación de agosto. Este ajuste impactará no solo en jubilaciones y pensiones, sino también en asignaciones familiares como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y el Sistema Único de Asignaciones Familiares (SUAF).
De esta manera, se prevé que los haberes continúen actualizándose mensualmente en función de los datos oficiales de inflación, evitando el rezago que históricamente sufrieron los jubilados bajo esquemas de actualización más espaciados.
Un alivio necesario para los sectores más vulnerables
Los adultos mayores han sido uno de los sectores más golpeados por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo. En muchos casos, las jubilaciones mínimas han quedado por debajo del costo de la canasta básica total, lo que ha empujado a miles de jubilados a situaciones de vulnerabilidad económica.
Con este triple paquete de medidas, el Gobierno busca aliviar temporalmente esa presión sobre los ingresos, ofreciendo un respiro mientras avanza el proceso de estabilización macroeconómica. No obstante, diversos especialistas advierten que estas políticas de refuerzo deben sostenerse en el tiempo para evitar que el poder de compra vuelva a deteriorarse en pocos meses.
El desafío central será lograr que los haberes jubilatorios no solo acompañen la inflación, sino que logren recomponer parte del terreno perdido en los últimos años, donde las jubilaciones han quedado rezagadas respecto a los precios de alimentos, medicamentos y servicios esenciales.
Críticas y expectativas de cara al futuro
Si bien el paquete de medidas ha sido bien recibido por amplios sectores de la sociedad, no está exento de críticas. Algunos economistas señalan que los bonos y reintegros son paliativos de corto plazo que no solucionan el problema de fondo: el bajo nivel estructural de las jubilaciones.
Otros alertan sobre el costo fiscal de sostener estos beneficios en el tiempo y advierten que, si no van acompañados de un plan económico integral que logre bajar la inflación, podrían terminar siendo insuficientes para mejorar de manera sostenida el poder adquisitivo de los adultos mayores.
Por su parte, distintas organizaciones de jubilados valoraron positivamente el anuncio, aunque insistieron en la necesidad de avanzar hacia una recomposición real de las jubilaciones mínimas, que permita cubrir el costo de la canasta básica de un adulto mayor.
Mientras tanto, el Gobierno apuesta a que el esquema de aumentos mensuales indexados al IPC y los bonos extraordinarios ayuden a atravesar los meses más difíciles, a la espera de una mejora en los indicadores macroeconómicos que permita consolidar un sendero de recuperación de los ingresos.