El budín de banana es uno de los clásicos de la pastelería casera por una razón muy simple: permite aprovechar al máximo esas bananas que quedaron demasiado maduras para comer solas. En vez de tirarlas, se convierten en la base perfecta para una masa húmeda, dulce y aromática. Si a eso se le suma chocolate —ya sea en trocitos, en chips o en cacao en polvo— el resultado es un budín irresistible que puede disfrutarse en el desayuno, la merienda o incluso como postre acompañado de una bocha de helado.