La frase, con ecos de despedida parcial y prudencia profesional, ordena el tono: no hay anuncios ni portazos, pero sí la necesidad de escuchar al cuerpo en una etapa donde la gestión física es tan determinante como el talento.
“Una noche muy especial que todavía me deja sin palabras”, escribió. Y acaso por eso el posteo caló hondo: porque puso en palabras lo que pasó en la cancha y en la tribuna. El Monumental fue un anfiteatro emocional, una coreografía de pañuelos, banderas y teléfonos en alto, enfocando cada paso del 10.
La cronología de una fiesta: del nudo en la garganta al doblete
La noche empezó mucho antes del silbatazo inicial. En la entrada en calor, Messi se quebró: no fue un gesto impostado ni una teatralidad; fue la descarga de quien lleva años sosteniendo el deseo de millones y que, a la vez, pudo tocar el cielo en Qatar 2022. Luego, el himno: cantado a grito pelado por el estadio, con el capitán con la mirada vidriosa y los tres hijos a su lado en el ingreso al campo, un detalle íntimo que reforzó el sentido de familia y pertenencia.
En el juego, Argentina gobernó los tiempos con autoridad. Messi abrió el marcador sobre el final del primer tiempo con un golazo: control orientado, lectura en una baldosa y definición quirúrgica.
El 2-0 fue un golpe anímico para una Venezuela que ya venía sufriendo el dominio territorial. En el complemento, Thiago Almada lo asistió y Messi cerró la goleada con otra resolución limpia en el área. Doble firma del 10 y atmósfera de película.
El después: declaraciones, alivio y promesa de cuidado
Apenas terminó el partido, Messi habló en el campo y luego en zona mixta. “Son muchas emociones, sabía que era el último partido acá por los puntos. Viví muchas cosas en esta cancha, buenas y no tan buenas, pero siempre es una alegría jugar con nuestra gente”, dijo. La puntualización “por los puntos” no es menor: deja abierta la puerta a eventuales amistosos en el país, pero marca el final de un ciclo oficial como local en Eliminatorias.
En paralelo, confirmó que no viajará a Ecuador -martes 9 de septiembre- para dosificar cargas y llegar óptimo a la recta final con Inter Miami, equipo con el que pretende pelear su primer título de MLS. La decisión no sorprende: Scaloni y el cuerpo técnico entendieron la gestión del desgaste como parte de un plan de larga duración, con foco en el bienestar del plantel en un calendario que no da respiro.