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Lo que la tele no mostró: el gesto de Paredes durante el Superclásico que emocionó a los hinchas de Boca

Durante el Superclásico en La Bombonera, Leandro Paredes tuvo una muestra de liderazgo que no pasó desapercibida y emocionó a los hinchas de Boca. Mirá el video.

(Getty Images)

(Getty Images)

Leandro Paredes volvió a demostrar que su liderazgo en Boca va más allá del brazalete. En pleno Superclásico ante River, y mientras todo el estadio festejaba el gol de Exequiel Zeballos, el mediocampista campeón del mundo protagonizó una escena que emocionó a los hinchas: corrió hacia su propio arco para abrazar a Agustín Marchesín, el arquero que llegaba al partido bajo la lupa de las críticas.

La jugada pasó inadvertida en el momento, pero tomó fuerza horas después, cuando el video se viralizó en redes sociales. “Mi capitán”, escribieron decenas de hinchas en respuesta a las imágenes que mostraron al volante dando una muestra de respaldo y unión dentro del plantel.

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Video: X @Pato_Bocaa

Por qué fue tan importante el gesto de Paredes con Marchesín

Marchesín había sido uno de los jugadores más cuestionados en las últimas semanas. En la derrota ante Defensa y Justicia, cometió un penal y falló en una salida que terminó en gol, lo que generó reproches dentro y fuera del campo. Incluso, Paredes había tenido un cruce verbal con él durante ese encuentro, en un intento de exigir más concentración al equipo.

Por eso, el abrazo tras el 1-0 de Zeballos en La Bombonera tuvo un significado especial. No solo simbolizó el cierre de ese episodio, sino también una muestra de madurez y liderazgo de parte del mediocampista, que eligió priorizar el grupo por sobre el festejo individual.

Mientras el estadio explotaba con el tanto y los focos se centraban en el baile del “Changuito” con la tribuna, Paredes corrió varios metros hacia atrás, buscó al arquero y se fundió con él en un abrazo que representó mucho más que una celebración.

En un momento de reconstrucción y bajo la conducción de Claudio Úbeda, Boca encontró en Paredes un símbolo futbolístico y emocional. Su gesto reflejó el espíritu de un equipo que, más allá de las individualidades, volvió a creer en la unión como motor del resurgimiento.

La Bombonera vibró con los goles, pero también se emocionó con una escena que recordó lo esencial: el liderazgo verdadero no siempre está en los gritos, sino en los gestos.