La Jungla del Poder

El laberinto de Javier Milei y las desventuras de un gobierno virtualmente paralizado

Javier Milei perdió la batalla de la Ley Ómnibus y la posibilidad de iniciar un camino de reformas. El mega-DNU tiene los días contados en el Congreso. El Ejecutivo tiene serias dificultades de gestión y avanza hacia un destino incierto.

Pablo Winokur
por Pablo Winokur |
Javier Milei

Javier Milei, presidente de la Argentina (Foto: archivo).

Al final la ley ómnibus no salió en ninguna de sus formas. El gobierno de Javier Milei presentó un proyecto delirante por su magnitud, dijo que no iba a negociar nada, terminó negociando todo e igual se cayó. Faltó principio de realidad para una fuerza política que tiene 7 senadores de 72 y 42 diputados (con toda la furia) de 257.

El oficialismo intentó hacer un último gesto desesperado por salvarla. Votó la vuelta a comisión pensando que -al estar aprobado en general- solo se volvería a discutir en comisión la letra chica.

Los responsables de la fallida y caótica negociación parlamentaria -Martín Menem y Oscar Zago, presidente de la Cámara y del bloque de LLA, respectivamente- desconocían el artículo 155 del reglamento de Diputados que decía que si volvía a comisión había que volver a foja cero en la discusión. Todavía hay pases de factura por eso; no se descarta una ruptura del bloque.

Milei entendió que -ahora sí- tiene que cerrar definitivamente el Congreso. No se le pasa por la cabeza presentar proyectos más viables. Hay que evitar lo más posible ese nido de la corrupción.

Ahora, el Gobierno evalúa meter todas las reformas por decreto. Un planteo extraño porque sin mayoría en las Cámaras, los decretos pueden fácilmente ser rechazados.

El peronismo viene pidiendo sucesivamente en el Senado una sesión especial para voltear el mega-DNU de Milei. Por ahora esquiva la convocatoria porque entiende que ese tema no se puede tratar, al no estar el Congreso en funciones ordinarias. Hay una discusión reglamentaria sobre eso, pero por lo menos sirve para ganar tiempo.

A partir del 1° de marzo el Congreso entra en funciones. Milei no estableció ningún sistema de acuerdos políticos para encarar el año. La alianza con el PRO está verde y tampoco garantiza una mayoría propia.

En el Senado el peronismo tiene 33 senadores. Necesita sumar 4 votos más para voltear el decreto.

En Diputados, la cosa está más fácil para el Gobierno. Pero si sigue denostando al radicalismo y a la oposición dialoguista todo se le puede complicar. Entre el peronismo y la izquierda (la oposición más dura) suman 104 diputados; faltan solo 25 diputados para rechazar cualquier cosa. No es complicado de conseguir.

No solo fracasó la Ley Ómnibus. El Presidente convocó a sesiones extraordinarias hasta el 15 de febrero con temas polémicos y otros sencillos de resolver. Pero no se votó finalmente ninguno de los temas; ni siquiera la autorización para que Milei se vaya del país.

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Martín Menem es apuntado como uno de los responsables de la fallida y caótica negociación parlamentaria por la ley ómnibus (Foto: archivo).

Martín Menem es apuntado como uno de los responsables de la fallida y caótica negociación parlamentaria por la ley ómnibus (Foto: archivo).

Un Presidente sin agenda

No se sabe bien qué hace el Presidente todo el día. Y si alguien se lo pregunta, se enoja.

No se le conocen reuniones públicas. No recorre el país y solo se limita a realizar el tramo que va de Olivos a la Rosada y al Aeropuerto de Ezeiza. Este lunes, por primera vez desde que fue electo, irá a una provincia, Corrientes.

Tampoco tienen agenda la mayor parte de los ministros.

Al jefe de gabinete, Nicolás Posse (una especie de monje negro de la gestión) no se le conoce la voz. El propio Milei lo desautorizó cuando dijo que la mesa de decisiones estaba conformada por él, la hermana y Santiago Caputo, asesor presidencial sin cargo claro.

El poder informal está disociado del poder formal. Federico Sturzenegger, economista, actúa como virtual jefe de gabinete.

La contracara de esta incógnita sobre la actividad presidencial se ve en Twitter: la última semana, Milei estuvo 12 horas y 48 minutos en la red social, al menos hasta el viernes a la tarde. Esto surge de un trabajo hecho por el usuario @esoesnulo, que detectó que Milei le dio like al menos a 2266 publicaciones en la semana, y midiendo las horas en que dio esos me gusta, puede detectar cuánto tiempo estuvo en X.

Veamos cuántos likes dio cada día de la semana

  • Sábado 10: 359 (2h 4m)
  • Domingo 11: 133 (57m)
  • Lunes 12: 200 (1h 7m)
  • Martes 13: 489 (3h 45m)
  • Miércoles 14: 157 (52m)
  • Jueves 15: 621 (3h 20m)
  • Viernes 16: 307 (2h 32m)

Esto no incluye ni las publicaciones ni los reposteos, ni el uso de otras redes sociales. Milei siempre dice públicamente que él mismo gestiona sus redes y que no tiene ningún tipo de intermediario.

¿Es un gobierno eficiente?

La discusión con el gobierno de Milei se da siempre en dos planos. El de las ideas y el de la eficacia para implementar esas ideas o programas de gobierno. Es esto último lo que hoy más preocupa a “la casta”. No hay un plan B para el sistema si Milei no logra resolver los problemas.

¿Quién resuelve los conflictos si es que aparecen? Por ejemplo, el miércoles va a haber un paro de trenes. Omar Maturano, jefe del sindicato La Fraternidad, explicó claramente: no les aumentan los sueldos y no saben con quién hablar para pedir el aumento:

  • Guillermo Ferraro, ministro de Infraestructura, se fue y no hay reemplazo.
  • Franco Mogetta, secretario de Transporte (cordobés), está en la cuerda floja.
  • A Horacio Pitrau, subsecretario de Trabajo, lo fueron.
  • Al secretario de Trabajo, Omar Yasín, no le conocen la cara.
  • La ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, no aparece.

Esta lentitud o falta de interlocutores se ve en todas las áreas.

En la reunión por el Consejo del Salario Mínimo Vital y Móvil (que se hizo por Zoom), ni siquiera se presentó la ministra del área, Sandra Pettovello. Nadie sabe tampoco a qué dedica todo su día. Delegó el tema en Yasín, que hasta ahora no tuvo ningún contacto con los gremios.

Hay 45.000 comedores sin recibir alimentos

Se demoran los aumentos e implementación de las nuevas tarifas de transporte. La Secretaría está virtualmente acéfala.

La ANSES, que paga mensualmente 8.845.985 de asignaciones (entre jubilaciones, pensiones, AUH y otras) fue descabezada y nadie sabe quién la conduce. Echaron a Osvaldo Giordano por diferencias políticas y todavía no hay reemplazo a la vista.

Incluso están trabadas muchas de las reformas que Milei planteó por el mega-DNU y que no recibieron ninguna impugnación judicial. Un ejemplo es la baja de los registros automotor, una “caja” habitual de la política que nadie se anima a defender públicamente. El que tiene que instrumentar la digitalización de los registros (eliminando la intermediación) es el Ministerio de Justicia: por ahora, ni noticias.

Sandra Pettovello se reunió con titulares de comedores de la iglesia evangélica en José C. Paz. en medio de la crisis por los comedores comunitarios y críticas de la iglesia Catolica. Foto Ministerio de Capital Humano..jpg
Sandra Pettovello, una de las ministras apuntadas por su presunta inacción (Foto: archivo).

Sandra Pettovello, una de las ministras apuntadas por su presunta inacción (Foto: archivo).

Cristina, Macri y la crisis de liderazgos

Cristina Kirchner mira la situación con cierta pasividad. Sorprendió esta semana el documento de 33 páginas en que criticaba el paradigma principal de este gobierno (que la emisión monetaria es la única causa de la inflación), advertía sobre los presidentes que no terminan su mandato y a su vez proponía una ruta de salida para la crisis. No hubo ninguna autocrítica por sus años de gestión y su falta de resultados.

Las críticas a Alberto y al funcionamiento del Frente de Todos son insuficientes. En sus dos gestiones, la inflación pasó del 10% al 25 o 30% y la mayor parte de los indicadores de pobreza se mantuvo estable, según el Observatorio de Deuda Social de la UCA. Fue en todo caso, su gobierno el que reinició el camino del déficit fiscal, la emisión monetaria descontrolada y los dólares alternativos, en función de las necesidades electorales de corto plazo.

Del otro lado aparece Mauricio Macri. El líder empresario que denostaba la política y que ahora se convirtió en una especie de Juan Perón, al instalar su “Puerta de Hierro” en Cumelén. Quienes frecuentan al expresidente dicen que está más activo que nunca recibiendo gente y por WhatsApp.

Teme que este gobierno fracase rotundamente y quiere rodearlo para darle gobernabilidad. No lo va a decir nunca explícitamente. Para meterse de lleno espera tener lugares en el Gabinete e imagina un cogobierno.

Milei no va a ceder en eso. Va a avanzar en acuerdos, pero hasta ahí. No se va a dejar copar el gabinete. Por vanidad y por pragmatismo: una alianza demasiado explícita con la casta podría hacerle perder base de sustentación.

En el PRO orgánico (el que responde a Macri) hablan de una alianza parlamentaria y no mucho más. Quizás usar a los dirigentes más experimentados para negociar en el Congreso y aportarle algún cuadro técnico de tercera línea al Gobierno. No es lo que quiere Macri, que siempre ambiciona más. Pero por ahora es lo que se puede.

Del otro lado, aparece Patricia Bullrich, que quiere disputarle el liderazgo del PRO al propio Macri y busca fusionar al partido con La Libertad Avanza. Milei no desconfía de ella. Si ella se quedara con el partido, esa fusión sería más posible.

Patricia puja por meter dirigentes en la estructura de gobierno. Hace días sugirió un posible reemplazo para la ANSES. Es Rodrigo Aybar, un joven dirigente que ya pasó por ese organismo y que responde al intendente de 3 de Febrero, Diego Valenzuela. Para Bullrich es una manera de sumar adhesiones en el PRO.

Por ahora, cualquier acuerdo está muy lejos.

Mauricio Macri
Mauricio Macri se convirtió en una especie de Juan Perón, al instalar su “Puerta de Hierro” en Cumelén (Foto: archivo).

Mauricio Macri se convirtió en una especie de Juan Perón, al instalar su “Puerta de Hierro” en Cumelén (Foto: archivo).

Conflictos por todos lados

Mientras tanto, el Gobierno sigue sumando conflictos por todos lados en una situación social que se complica cada vez más.

Milei se trenzó esta semana en una discusión teórica con Lali Espósito. ¿Una obsesión del Presidente? Parecería ser que no. Fue un recurso retórico para desviar la atención y evitar que se hable de los verdaderos problemas. Dio resultado.

Hasta dirigentes de la oposición se comieron la curva. Esta semana se la vio a Mayra Mendoza en recorridas por Quilmes con una remera de Lali Espósito y su novio, Pedro Rosemblat.

Milei cerró la discusión con Lali con un extenso tweet: “La raíz del problema argentino no es político y/o económico, es moral y tiene como consecuencias el cinismo político y la decadencia económica”.

El Presidente insiste en que todo lo que tenga que ver con el Estado es inmoral, un curro y el fondo del problema. Y que el único ordenador “moralmente superior” es el mercado.

El problema es que el Estado es la base de la cohesión de cualquier sociedad antigua y moderna. No hay ningún país del mundo que no tenga Estado. Milei está proponiendo otra vez un experimento sin ningún tipo de base empírica de funcionamiento. Un experimento en el que toda la Argentina es su rata de laboratorio.

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