Se trató de la tercera visita del legendario vocalista a la Argentina, tras sus presentaciones en 2000 y 2004, aunque esta reciente estadía de Morrissey incluyó shows también en las ciudades de Mendoza, Córdoba y Rosario. Y como en las anteriores presentaciones, Morrissey volvió a alimentar esa conexión de simultánea distancia y cercanía que tiene con sus admiradores, que veneran a rabiar a este artista rodeado por un aura mítica que supo construir a lo largo de tres décadas.
De 52 años, el cantante y poeta originario de Manchester ha guardado durante todos estos años años, como pocas otras personalidades públicas pudieron, los aspectos principales de su vida privada y supo jugar con la prensa y descolocarla con declaraciones ambiguas sobre su condición sexual. Pesimista, feroz crítico de la realeza británica, militante casi fundamentalista del vegetarianismo y férreo opositor al consumo de carne y la matanza de animales, Morrissey ha tallado una figura única en la historia de la música y con sus originales letras logró la identificación de cientos de miles de personas en todo el mundo.
En primer turno tuvo lugar la presentación de la artista soporte traída por el propio Morrissey, la cantante estadounidense Kristeen Young, quien acompañada sólo de teclados y sintentizadores se destacó por su performance vocal con reminiscencias de la islandesa Björk.
Luego se proyectó en el telón gigante del escenario una serie de video clips musicales seleccionados por el propio cantante, que incluyó a los New York Dolls, Nico y Brigitte Bardot entre otros artistas, hasta que a las 21.05 Morrissey se subió al escenario luciendo una camisa amarilla con volados, mientras que sus cinco músicos llevaban una remera con la inscripción "Odiamos a William y Kate", en alusión a los descendientes de la corona inglesa.
Arrancó con un "clásico nuevo" de su trayectoria, el tema "First Of The Gang To Die" del disco "You Are The Quarry", de 2004, que revitalizó su carrera. Una gran elección para abrir el fuego y desatar el coro del público, al igual que en la siguiente, la rockera "You Haved Kill Me", otra de sus canciones destacadas de su producción más reciente, extraída del álbum "Rangliders Of The Tormentors" (2006).
Desde el inicio, la voz de Morrissey y el sonido de todos los instrumentos se percibió de manera impecable en todos los sectores del predio que estuvo divido en campo vip, campo trasero y una tribuna-platea en un costado del escenario.
"You re The One For Me, Fatty", de principios de los noventa, fue recibida como una de las favoritas de los fans, y ni que hablar cuando luego llegó el primer cover de The Smiths, la gloriosa "There Is A Light That Never Goes Out", con el guitarrista Jesse Tobias reproduciendo de gran forma los punteos del ex colaborador de Morrissey y gran violero de aquella banda, Johnny Marr.
Pero el pico de emoción entre el público se produjo con la más famosa de sus canciones solistas, la melancólica "Everyday Is Like Sunday", donde ni una de las 20 mil almas quiso quedar al margen del coro del estribillo.
En una primera mitad de show que concentró las canciones de mayor nivel, continuó intercalando temas nuevos ("I m Throwing My Arms Around in Paris, "When Last I Spoke To Carol") con otros de sus primeros discos ("Ouija Board, Ouija Board, "Alma Matters").
La segunda parte del recital decayó con canciones no tan famosas como las mencionadas anteriormente, como "I Will See You In Far-Off Places", "I Know It s Over", de los Smiths, y "Black Cloud". A esa altura la camisa amarilla ya había sido cambiada por una azul que después el artista se quitó en pleno escenario durante la gran balada "Let Me
Kiss You", en la que quedó con el torso desnudo.