Reunión Tripartita Gobierno, UIA y CGT por inflación.jfif
En otros términos, ¿por qué alguien que tiene una posición monopólica en algún sector le va a hacer caso a un gobierno sin rumbo cuando pide que no aumenten los precios?. De ese encuentro salieron dos acuerdos principales y ninguno fue económico: tiene que haber diálogo entre él y ella; y tiene que haber un rumbo.
Adentro del Frente de Todos hay dos conflictos superpuestos: uno tiene que ver con el rumbo hacia donde va la economía y el país; y otro tiene que ver con quién conduce.
En el primer punto (el rumbo) hay dos miradas: la del kirchnerismo, que pide volver a las políticas del gobierno de Cristina; y la del resto del peronismo, que sabe que se necesitan reformas más complejas. Hay demasiada gente que cree lo mismo, más allá de algunos matices.
En el segundo punto, el liderazgo, hay casi unanimidad de criterio. Ya nadie cree que Alberto Fernández sea el indicado para conducir al país. Aunque todos están dispuestos a sostenerlo, mientras él se ayude a sí mismo. Por eso se pide el gesto.
Sin posibilidad de resolver el tema de la conducción queda una discusión por el rumbo. El kirchnerismo cree que tiene tener voz y veto. Dicen ser los socios mayoritarios. No todos están de acuerdo con eso…
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En el FdT hay casi unanimidad de criterio: ya nadie cree que Alberto Fernández sea el indicado para conducir al país (Foto: Presidencia).
Sumas y restas en el Frente de Todos
Cristina Kirchner y el kirchnerismo tienen su peso electoral en el conurbano bonaerense. Quizás en Santa Cruz. En el resto del país mandan los gobernadores. La pregunta es si esa diferencia le permiten a Cristina y al kirchnerismo tener la preponderancia que reclama adentro del Frente de Todos.
Hay muchos sectores en el peronismo tradicional que creen que no. Alberto piensa lo mismo. El problema es que los otros actores de peso no necesariamente están dispuestos a ponerle el cuerpo a una gestión que creen que se hunde. Mejor abroquelarse en el territorio y esperar a ver qué pasa.
Los gobernadores no quieren participar del Gobierno. Ya se quemaron con leche cuando ven a Juan Manzur, nominal jefe de gabinete. “Su rol se limita a recibir a concejales de Tucumán y dar señales a la interna de su provincia”, se ríen otros sectores de la Casa Rosada.
En el último cambio de gabinete se le ofrecieron espacios a Sergio Uñac (de San Juan, que quiere ser presidente) y Gustavo Bordet (de Entre Ríos). Los dos dijeron que no.
Oficialismo vs. ¿oposición?
La dinámica oficialismo y oposición en cualquier democracia es que el oficialismo genera acciones de gobierno (muchas veces difíciles y antipáticas) y la oposición las critica o intenta bloquearlas, a la vez que propone cosas diferentes para convencer a la gente de que los vote en el próximo turno electoral. En esquemas políticos más virulentos también la oposición pide juicios políticos y destituciones. Por suerte, ya no pasa en la Argentina.
Pero la paradoja es que ahora ese rol lo está tomando el kirchnerismo desde adentro del gobierno: criticar, bloquear, proponer alternativas (muchas veces impracticables).
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Bajo el liderazgo de Cristina, el kirchnerismo se convirtió en una oposición dentro del propio oficialismo: critica, bloquea y propone alternativas muchas veces impracticables. (Foto: Telam).
“Vamos a terminar yendo a las elecciones con Kristalina Georgieva en la boleta en 2023”, planteó Oscar Parrilli, habitual vocero de Cristina Kirchner. Dice lo que ella no puede decir.
"El problema es que en el espacio de ellos hay una general y en el nuestro solo hay muchos coroneles", advierte un funcionario del peronismo.
Cristina ordena y salen a hablar todos sus coroneles: Máximo Kirchner, Oscar Parrilli, Roberto Feletti, Leopoldo Moreau, Andrés Larroque. ¿Quién ordena en el no kirchnerismo?
"No somos un comité radical. Hay que armar banda con los que piensan parecido", describe este mismo funcionario. Una pregunta retórica sobrevuela en el no-kirchnerismo del Frente de Todos.
¿Por qué nadie sale a bancar a los funcionarios que "No funcionan" si son los que están interpretando el rumbo que muchos creen correcto? Faltan generales.
La nueva mesa chica de Alberto Fernández
Alberto se abroqueló en una nueva mesa política que analiza los pasos a seguir. Esa mesa la integran:
- Santiago Cafiero, exjefe de gabinete hoy canciller eyectado de su puesto original porque Cristina lo quería afuera. Sigue siendo la mano derecha de Alberto.
- Agustín Rossi, exministro de Defensa. Dejó el kirchnerismo para refugiarse al lado de Alberto. Cristina no lo quiso como candidato en Santa Fe.
- Jorge Argüello, embajador en los Estados Unidos, dirigente histórico del peronismo porteño y amigo personal de Alberto. No queda claro qué puede aportar si hace dos años que mira la política doméstica desde una oficina en Washington.
Estos tres dirigentes, más el Presidente, diseñan un eventual relanzamiento del Gobierno, que podría incluir un cambio radical de gabinete. No sería un cambio de fichas, como plantea Cristina, sino un rediseño total, que se recueste sobre actores del peronismo tradicional con volumen propio.
Como anticipó Stella Gárnica en A24.com, existe una idea de hacer un gabinete más chico con apenas 8 o 9 ministerios encabezados por figuras fuertes. Entre los nombres que se barajan están el propio Rossi, Daniel Scioli, algún gobernador y Sergio Massa, encabezando un superministerio que abarque lo que hoy es Economía, Producción, Transporte, Obras Públicas.
Alberto Fernández, Sergio Massa y secretaria de Comunicación de Jefatura de Gabinete.jfif
Los rumores de un cambio radical en el gabinete lo ubican a Massa encabezando un superministerio que abarque lo que hoy es Economía, Producción, Transporte, Obras Públicas (Foto: archivo).
Con un esquema de ese tipo, Alberto encontraría una diagonal para evitar ceder ante el kirchnerismo, que le pide cambiar tres o cuatro ministros; pero a la vez da un volantazo para oxigenar el gabinete. Cambiar el liderazgo sin cambiar el rumbo.
El problema es que no está claro que alguien con volumen político propio vaya a aceptar meterse en este caos. Otra vez aparece la sombra de lo que le pasó a Manzur: llegó para oxigenar el gabinete, pero en dos semanas quedó licuado y sin poder, por sucesivas desautorizaciones del propio Alberto. Hoy es el que lleva las conversaciones con los gobernadores y la CGT. No queda claro por qué no está en esa mesa política en que Alberto Fernández rediseña su gobierno. Demasiados coroneles dispersos.
Los logros que no se notan
Los problemas de liderazgo del Ejecutivo son inmensos. Hoy Alberto Fernández les confiesa a los suyos que su gobierno está casi terminado, que ahora el tema es aguantar. No espera nada de Cristina ni del kirchnerismo. Algunos pretenden que lo diga públicamente.
El clima en el palacio es de tensión. Ya la falta de confianza en el líder no se limita a sus aliados políticos. Su entorno tampoco cree más en él, ni en sus tiempos, ni en su falta de disciplina para ordenar la gestión. Todavía elogian su poder de diálogo y articulación. Pero ya no alcanza.
A pesar de eso, los que están cerca de Alberto consideran que hay cosas buenas para exhibir: crecimiento récord, aumenta la producción industrial, crece el empleo hace 15 meses, el desempleo cayó a su punto más bajo en años. Aunque sigue altísima, la pobreza también bajó. "Estamos asistiendo a una muerte lenta de un Gobierno que no puede comunicar ni siquiera las buenas noticias", describe un poeta de Palacio.
Saben que la inflación no la van a poder controlar, por factores locales y por el escenario internacional. Pero confían en que este año los salarios les van a ganar a los precios. Y la inflación alta ayuda a cumplir con el FMI.
También adentro del Gobierno estiman que están llevando bien la crisis energética: “Mientras el resto imposta territorio y cacarea, nosotros cerramos acuerdos”. Firmaron con Bolivia para la provisión de gas y con Brasil por electricidad: menos gasto de dólares del Banco Central.
Martín Guzmán y el embajador en Brasil, Daniel Scioli, acordaron provisión de suministro eléctrico con funcionarios de Jair Bolsonaro..jpeg
“¿Por qué nadie se encarga de comunicar estos logros del Gobierno?”, se queja un funcionario cercano a Alberto. Volvió a la crisis de palacio el tema de la comunicación y apuntan a Gabriela Cerruti, “portavoz” del Gobierno. En estos días volvió a tomar peso parte del equipo que había armado Juan Pablo Biondi, exvocero de Alberto.
Las dudas sobre Cerruti se expusieron en la conferencia de prensa que dio el último jueves, cuando A24.com le preguntó si Alberto conversaría con un mandatario de otro país ese día, y ella dijo desconocerlo. Minutos más tarde, Alberto habló con Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, sobre las sanciones a Rusia en la ONU. ¿No le avisaron o mintió? Más sobre funcionarios que no funcionan.
Las preocupaciones de los “antigrieta”
Mientras el gobierno se revuelca en su propia interna, hay algunos dirigentes que están preocupados por el futuro. Específicamente por los próximos dos años. Esta semana hubo un asado en la casa de San Isidro de Juan Manuel Urtubey. Participaron dirigentes del peronismo no K, radicales moderados y PRO dialoguistas.
Estuvieron Juan Schiaretti, Florencio Randazzo, Graciela Camaño, Rogelio Frigerio, Emilio Monzó, Ángel Rozas, Gerardo Morales y Pablo Javkin, intendente de Rosario. Por peso territorial, Schiaretti fue el invitado más importante.
Hablaron de política, del presente, del futuro, de la posibilidad de “construir consensos por fuera de la grieta para salir adelante”. Había dirigentes de Juntos por el Cambio. Schiaretti también viene teniendo charlas con gobernadores peronistas que hoy están en el Frente de Todos. No se sabe hasta cuándo. En política siempre hay que tener plan A, B, C y hasta Z.
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Schiaretti, durante la reunión que mantuvo esta semana con Capitanich (Foto: prensa gobierno de Córdoba).
En sus conversaciones aparecen Sergio Uñac, de San Juan; Omar Perotti, de Santa Fe; y Gustavo Bordet, de Entre Ríos. Con estos dos se va a mostrar Schiaretti este lunes en un acto de gobernadores de la región centro.
Son gobernadores que están lejos de Cristina. Pero también esta semana se juntó con Jorge Capitanich, gobernador de Chaco ultracristinista. En los últimos días, el chaqueño se anotó también para 2023.
La mayoría de los dirigentes que comió el asado de Urtubey no tienen un caudal de votos propios a nivel nacional (incluso a Schiaretti, con 70% de imagen en Córdoba, siempre pierde en las nacionales). Ninguno ganaría una elección. Pero tienen espalda política. Por eso es necesario que conversen siempre. No vaya a ser que las cosas se precipiten. Son las dudas de un sistema político que ya no sabe cómo seguir.
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