El hilo rojo existe. Prueba de ello es el amor que se tuvieron Cacho Fontana y Liliana Caldini. Y aunque parezca casi una coincidencia, ambos murieron con dos días de diferencia: Liliana partió el domingo y Cacho hoy, martes.
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Cacho Fontana y Liliana Caldini: el hilo rojo de un amor de 12 años que se mantuvo hasta sus últimos días
El hilo rojo existe. Prueba de ello es el amor que se tuvieron Cacho Fontana y Liliana Caldini. Y aunque parezca casi una coincidencia, ambos murieron con dos días de diferencia: Liliana partió el domingo y Cacho hoy, martes.
El romance de Cacho Fontana y Liliana Caldini (20 años menor que él) comenzó después de que el conductor termine abruptamente su historia de amor con la actriz Beba Bidart. Él la dejó por iniciar su romance con Liliana Caldini con quien además se casó y luego tuvieron dos hijas gemelas, Lumila y Antonella.
Y ese amor que duró 12 años se mantuvo a lo largo de la vida. Cacho Fontana, que venía con una salud muy deteriorada, no se enteró de la muerte de su ex, Liliana Caldini, y no hay duda alguna que ese hilo rojo que los unió durante años hoy se los lleva a otro plano.

Se conocieron en enero del '70 en la puerta radio Rivadavia. El era el conductor: Fontana Show y ella modelo, él la entrevistó porque había protagonizado un anuncio de cigarrillos. A la salida del estudio se fueron a tomar una gaseosa a un bar cercano y al otro día, ella recibió una docena de rosas.
Liliana Caldini tenía 17 años y él 38 años, estaba recién separado de Beba Bidart. Después de esa primera cita, Fontana anunció que viajaba a transmitir el Festival de San Remo (en Italia) y ella se fue a Mar del Plata.
Cuenta la leyenda que Liliana, en vez de viajar a Mar del Plata, se tomó un avión a Italia, se presentó en el hotel en el que se alojaba Cacho y le dijo: "Vine especialmente a verte". Obviamente, el periodista obviamente la recibió y, a partir de alli, comenzó a hablar del "romance del año".
Si bien ellos no confirmaban estar en pareja, el 23 de abril fue el cumpleaños de Cacho y Liliana le regaló un reloj carísimo. Se supo y los medios lo publicaron. Ya en agosto, con la relación más afianzada, viajaron juntos a Italia y en ese momento comenzó a circular el rumor de que se habían casado en secreto.
Los periodistas los esperaban en Ezeiza y ellos negaron haberse casado pero, por fin, confirmaron la notica que todos esperaban: "Somos novios".
Cuatro meses después Liliana Caldini tomó una decisión que sorprendió a todos: “Dejo la profesión. No tengo vocación. Soy la mujer de Cacho y quiero resguardar nuestra intimidad como algo sagrado. Tuvimos que pelear mucho por esto y ahora tenemos que defenderlo”.

A los 23 años se comprometió con Dora Palma, para todos, Dorita. Ella era una locutora radial brillante, compañera en la radio. Se casaron en 1954. Al tiempo nació Estela Nieves. Era 1956, la época de Fontana en radio El Mundo. Quizá la juventud, la inexperiencia o las urgencias laborales hicieron que la pareja se quebrara con solo dos años de convivencia.
Cuatro años después del divorcio llegó a su vida Beba Bidart, una mujer increíble, un torbellino de arrabal y pasión, 12 años mayor. Se amaban, se admiraban. Vivieron juntos doce años. Al terminar ella admitía: “Siento por Cacho un gran respeto, lo sigo queriendo mucho. Además somos muy buenos amigos. Si él me necesita siempre me va a encontrar. Fue el hombre que más quise ¿por qué no reconocerlo? ¿Acaso no fuimos marido y mujer? Cuando el recuerdo es bueno, vale tenerlo en la cabeza y en el corazón”.
Enero del 70 en la puerta de Radio Rivadavia una bellísima adolescente aguarda que el conductor de Fontana Show, salga. Se vieron hace unos minutos cuando él la entrevistó por ser la protagonista de un anuncio de cigarrillo y parte de Los Campanelli, el programa éxito de los domingos. A la salida del estudio se fueron a tomar una gaseosa a un bar cercano. Al otro día, ella recibió una docena de rosas. La muchacha se llamaba Liliana Caldini tenía 17 años, medía un metro setenta y era la hija de una contadora y un militar retirado. Él transitaba los 38 y se había separado de Beba Bidart.

Después de Liliana llegó María Mañas, una mujer sin vinculación con el mundo del espectáculo. Era su cuarto vínculo, pero decidió volver a apostar al amor. “Es una mujer muy dulce nada tiene que ver con nadie, ella es ella. Juntos estamos construyendo un nuevo futuro, creo que esta vez no vamos a equivocarnos”, le aseguraba Fontana a sus amigos. Pero el amor volvió a esquivarlo. En 1986 la relación que quería ser eterna resultó efímera. Se habló de un presunto embarazo. En mayo María Mañas viajó a Estados Unidos y Cacho volvió a la soledad.
Verano de 1987 un rumor recorre todas las redacciones. Se asegura que el locutor mantiene una relación con Nancy Herrera, pareja de uno de sus mejores amigos: Alberto Olmedo. “Con el Negro éramos muy amigos, era un tipo que jamás guardaba rencor… Yo no lo traicioné. Se van a reír, pero espero que me crean qué fue lo que pasó. Había un problema con su pareja, Nancy Herrera y quería solucionarlo. Como no había lugar para encontrarnos lo hicimos en el mueble (un hotel alojamiento) y nos sentamos alrededor de una mesa frente a frente, con una copa de champán... pero la cama armada como al llegar. Cuando salgo, tenía todos los fotógrafos encima y fuimos tapa de todas las revistas. En ese momento yo me quise morir”.

Una de las leyendas más famosas sobre el hilo rojo cuenta la historia de cómo un emperador conoció a la que sería su esposa, gracias a la intervención de una poderosa hechicera capaz de ver el hilo rojo. El emperador le pidió a la hechicera que siguiese su hilo rojo para conocer a la mujer de su destino, y así lo hicieron. La búsqueda los llevó hasta un mercado, en donde una pobre campesina con un bebé en los brazos, ofrecía sus productos. Al llegar allí, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se acercara y le dijo: “Aquí termina tu hilo”. Sin embargo, al emperador no le hizo demasiada gracia que su destino se entrelazara con esa mujer tan pobre, por lo que enfureció, creyendo que era una burla de la hechicera. Así, empujó a la campesina que aún llevaba a su bebé en brazos, haciéndole caer. El bebé, una niña, se hizo una gran herida en la frente que dejó una cicatriz muy particular. A la hechicera, por su parte, ordenó que le cortaran la cabeza. Pero lo que no se esperaba fue lo que pasaría muchos años después, cuando llegó el momento de casarse. Se le recomendó que se casara con la hija de un general muy poderoso, y para su sorpresa, el día de la boda, cuando le vio la cara se dio cuenta de una realidad: la mujer tenía una cicatriz muy particular en la frente, fruto de una caída siendo un bebé.