Cuando Lily Allen decidió retirarse momentáneamente de la música en 2010, el mundo del pop lo tomó como una verdadera sorpresa. La inglesa tenía sólo 24 años y su álbum más reciente, It’s not me, It’s you había vendido dos millones de copias en la temporada anterior. Fuera de un par de colaboraciones y la fundación de su propio sello, In the Name Of, la cantante parecía no querer volver a la música y ocupó su tiempo en desarrollar su vida familiar: tuvo dos hijos junto a su pareja, Sam Cooper, con quien se casó el 2011 y adoptó legalmente su apellido. Pero ahora, a cinco años de su último trabajo, se prepara para volver a mediados de 2014 con su tercer álbum.