Si bien nació en una familia de artistas con su famosísimo abuelo Mariano Mores como cabeza del clan familiar, puede decirse que Mariana Fabbiani forjó su propio camino desde que tuvo claro que su futuro estaba en los medios.
Sin duda este es un año especial para Mariana Fabbiani, quien tras crecer en la pantalla chica haciendo entretenimiento, hace 10 años se metió de lleno en el mundo de la actualidad de la mano de DDM, el magazine de las tardes de América TV que ya es un clásico de la televisión.
Si bien nació en una familia de artistas con su famosísimo abuelo Mariano Mores como cabeza del clan familiar, puede decirse que Mariana Fabbiani forjó su propio camino desde que tuvo claro que su futuro estaba en los medios.
Como modelo y actriz de adolescente hizo sus primeros pasos, y con apenas 22 años Mariana ya debutaba en la conducción televisiva acompañando a Raúl Portal allá por el año 1997 en el recordado ciclo PNP (Perdona Nuestros Pecados). Luego llegaría su primer programa propio con Mariana de casa, al que le seguiría El ojo cítrico, y luego El resumen de los medios, entre otros, hasta que en 2013 daría el gran salto al irrumpir en la pantalla de El Trece con El diario de Mariana, con el que se animó a cambiar de formato y meterse de lleno en la actualidad.
Con una breve pausa durante la pandemia, lo cierto es que Mariana Fabbiani desembarcó en la pantalla de América TV con su DDM hace 3 años, instalándose cómoda en las tardes de la emisora de Palermo con el programa que sin duda la consagró como una verdadera y exitosa conductora integral.
Así, en una entrevista exclusiva con PrimiciasYa, Mariana Fabbiani charló a corazón abierto sobre esta década, tanto a nivel personal como profesional al frente de DDM, donde reveló cuáles han sido sus aprendizajes viviendo más de la mitad de su vida al aire.
-¿Qué significa para vos cumplir 10 años con El diario de Mariana?
Los 10 años de DDM son un ejemplo de mí madurez también. Siento que con este programa llegó mi madurez profesional. Implicó para mí un enorme desafío. Es como haber hecho la carrera universitaria y luego seguir trabajando en lo que me formé al aire, por que DDM tuvo para mí una demanda periodística de algo que no había hecho antes. La conducción estaba antes para mí más relacionada al entretenimiento, al humor o la actuación; pero que una conductora que venía del entretenimiento de golpe se hiciera cargo de temas que estaban relacionados con la actualidad, con lo periodístico, no había pasado. Para mí fue un desafío muy grande, significó prepararme en muchos aspectos, y son 10 años de madurez. Así lo siento.
-¿Cómo fue vivir tanto tiempo frente a cámara?
Yo viví los mejores y peores momentos de mi vida al aire. He vivido cosas muy fuertes y tener que ir y hacer el programa de todas maneras. Y también viví cosas maravillosas, fui mamá, mis dos embarazos los viví al aire, las dos veces casi parí al aire también... Era lo que me faltaba como para terminar de hacer todo al aire. Pero sí, uno va creciendo a medida que va pasando el tiempo y la gente es testigo de esos momentos. Por eso con la audiencia se genera un contrato tácito de mucho cariño, porque de alguna manera sos parte de la cotidianeidad del otro. Y esa otra persona que por ahí no conocés su nombre, es parte de tu cotidianeidad que venís compartiendo.
Lo que traspasa la pantalla tiene que ver con cómo estás vos también, y entonces cuando uno está más o menos eso también se nota. Y sobre todo cuando, por lo menos en mi caso yo laburo con lo genuino, con cómo soy yo de verdad, entonces a veces es inevitable que se note y la gente va acompañando y te ve envejecer... y es así, la vida misma (risas).
-¿Qué cambió en vos como comunicadora?
Es interminable el aprendizaje porque uno va cambiando, el contexto va cambiando, la manera de comunicar también va cambiando porque la manera en que la gente consume lo que uno le cuenta es distinta. Entonces no es lo mismo ahora que existen las redes. La tele fue cambiando con el minuto a minuto, a todo uno se va adaptando. Entonces quizás la manera que fui cambiando es también incorporar al programa, sobre todo en DDM que me da la oportunidad de hacerlo, temas que a mí me interesan, temas que yo siento que son relevantes y que por ahí no tienen un espacio hoy en la televisión. Y siento que todo lo que crezco yo como ser humano, crezco como comunicadora también. Todo lo que yo me cultivo, todo lo que yo estudio, todo eso llega al otro lado también.
-¿Los temas te atraviesan más?
Todo lo que tiene que ver con lo social. Me parece que el mundo va cambiando muy velozmente y uno tiene que ir hablando de todas esas cosas que van pasando. Entonces todos lo que tiene que ver con lo social, con el dolor del otro, con la profundidad de los temas, porque a veces me pasa que la tele -en su vorágine- trata demasiado superficialmente todo. Entonces a mí me gusta, a veces en algunas cosas, ir más profundo porque siento que es la manera en que realmente logramos llegar del otro lado y entender lo que estamos hablando. Y bueno, generalmente tiene que ver con las emociones, con lo invisible, con todas esas historias que son invisibles para la mayoría y que la tele tiene la posibilidad de justamente visibilizarlas. Me conmueven mucho los casos que buscan justicia, esos casos de gente que viene caminando tribunales hace años intentando darle luz a algo que realmente es importante no solamente para ellos sino para la sociedad. Entonces me gusta mucho cuando podemos atravesar esos temas que aparentemente no se ven pero están pasando.
-¿Cómo describirías el programa a alguien que no lo conoce?
Yo lo describiría como un programa que trata la actualidad en todas sus formas con profundidad, sin miedo a la emoción, que te permite el tema del día estar al tanto... o sea, ahí te podés informar de lo que tenés que estar al tanto, lo que importa va a estar en el programa seguro. Ese es siempre nuestro objetivo: que aquello que te importa o te debería importar esté en el contenido de nuestro programa.
-¿Qué te llevás a tu casa cuando termina el programa?
Todo me llevo... La verdad es que las entrevistas cuando son fuertes y te atraviesan, te las llevás puestas. Es muy difícil hacer esa separación. Además no la quiero hacer, porque no quiero dejar de sentir, que creo que es algo muy común en nuestro medio. Yo soy sensible y no me quiero endurecer. Y esas entrevistas que duelen, justamente es para hacernos reflexionar. Entonces cuando llego a mi casa, abrazo a mis hijos fuerte, doy las gracias... También me pasa que siento como que observo más la realidad con otros ojos. No soy indiferente a nada. En eso me cambió mucho este programa, y espero haya cambiado también a la audiencia esa 'no' indiferencia.
-¿Qué diferencia a DDM de otros programa?
Yo soy toda emoción, entonces tiene muchos espacio la emoción en el programa porque a veces es la alegría, a veces es la tristeza, a veces es el enojo también, o la bronca, la indignación. Pero para mí las emociones son clave en la vida y no queda otra que atravesarlas. Entonces no le tengo miedo a los temas que tocan emociones, todo lo contrario. Así vivo yo y así trabajo también. Tengo la suerte de estar rodeada de un equipo de profesionales periodistas, que para mí es muy importante resaltar eso. Porque no se trata solo de opinar de los temas, sino aportar esa información que hace falta. Y eso me parece que marca mucho la diferencia, porque la tele está plagada de paneles y todo el mundo opina sobre todo. Entonces me gusta la opinión, pero siempre con la información detrás. Y me jacto de tener una gran producción. El programa puede estar muy bien conducido, pero sin producción no funciona. Acá somos todos un equipo y es fundamental el rol de todos. Inclusive para mí muchas veces es también hablar con mi productor en cómo abordamos cierto tema, desde qué lugar, porque un mismo tema se puede abordar desde muchos aspectos distintos. Entonces qué queremos contar con esto, qué queremos decir, a quién queremos llegar, cuál es la manera, cuál es la información que tenemos, ¿vale la pena dar esa información? porque también a veces tenemos información importante que sabemos que marcaría mucho pero no nos parece bien. Mi moral no es negociable ahí, ni por el número ni por nada. Si yo siento que es algo que no está bien, no se hace. Eso es clave. Yo creo que es lo que hace que la gente crea lo que ven. DDM tiene credibilidad, es un lugar donde la audiencia está a salvo.
- Trabajo para la gente
Estos 10 años los celebro disfrutando de mi trabajo mucho de cada logro, que a veces tiene que ver con el rating y a veces tiene que ver con aquella nota que hizo el cambio. La gratificación que sentimos cuando, por ahí después de un mes de que alguien vino a contar algo que le pasó o un caso que necesitaba justicia y nos llaman y nos dicen 'no sabés, se activó la causa', que es algo que suele ocurrir, es una gratificación tan enorme y por ahí es algo que ni siquiera contamos pero es sentir que tu trabajo cambia en algo la realidad del otro. Para mí eso es muy importante, entonces este año disfruto de eso, disfruto de pasarla bien trabajando porque hay muy buen clima y lo valoro mucho. Nos divertimos, lloramos, nos enojamos, nos pasa de todo y me parece que es un año para reconocer logros también y sentirme cerca de la gente porque la verdad que son 10 años que la gente me viene acompañando y eso lo valoro mucho y lo guardo en mi corazón porque yo trabajo para la gente. Esa es la verdad, así que ese cariño que recibo este año son 1 0 años que estamos juntos, que nos acompañamos.