Obviamente las cosas no empezaron bien, hasta que un justo comentario de Maximiliano hizo un click en la cabeza de Emiliano, “Tenes que amar el baile como a tu propio Renault Fluence GT, bailar es como manejar, vos sos el conductor primero pero en un momento tu cuerpo se fusiona, se fusiona con la máquina y vos pasas a ser el propio auto”
Su amigo, a cambio de ayudarlo le pide el Renault Fluence GT.
Veremos si el esfuerzo de aprender a bailar, al final de esta historia, ayudará a Emiliano en la cita que él programó para Eugenia en el autódromo. Y ahí, todos nuevamente se encontrarán con el Renault Fluence GT.
Repasá el 1er capítulo