Y conto sobre la cábala familiar para ver los partidos: “Estábamos todos mal, muy nerviosos. Fue todo, re duro. Pero tenía fe en Dios de que me iba a conceder este milagro”.
Y agregó: “Cada uno lo vio en su pieza, otros en su casa, mi nuera (Antonela Roccuzzo) con sus padres”.
“Yo me pongo muy mal. Con todos mis santos alrededor, hago un ritual”, detalló la madre de Messi. Y amplió: “Después de que termina el partido vienen los abrazos”.
“Ese día hablamos un montón de veces y el domingo lo esperamos. Llegó con los nenes, los sobrinos le hicieron carteles. Estuvimos todos festejando”, finalizó.