Finalmente, el conductor reconoció que el impacto había sido tan fuerte que incluso quienes trabajan a su lado lo notaron. “El locutor está preocupado por mí porque nunca me vio así. Ni ninguno de ellos me vio así”, confesó. Y recordó una charla con su madre, que alguna vez le había preguntado cómo lograba soportar tantos testimonios dolorosos. “Mi mamá me decía la otra vez: ‘No sé cómo aguantás las historias’. Uno aguanta hasta que no aguanta”, cerró, visiblemente emocionado.
La relación de Guido Kaczka con su madre
El fuerte lazo que Guido Kaczka mantiene con su madre ya había quedado expuesto semanas atrás, cuando decidió llamarla en pleno programa para compartir su emoción tras la visita de Milagros, la pequeña patinadora que perdió una pierna.
En aquella oportunidad, la madre de la niña comentó que su hija “hace demasiadas cosas”. Ese comentario despertó en Guido un recuerdo personal y no dudó en contarlo al aire: “Mi mamá a mí todavía me dice: ‘¡Ay Guido! ¿Otro programa más?’”.
Fiel a su estilo, el conductor se rió de sí mismo y reconoció que su madre no habla de esa manera exacta: “Se va a enojar como la hice, ya sé la que se me viene, yo estoy exagerando, no habla así”. Incluso bromeó con la idea de sumarla en vivo al programa: “La llamaría por teléfono ahora, en vivo, y que atienda, porque debe estar mirando”.
Entonces, le pidió a la producción que le alcance su celular y marcó su número. “La llamo a mi mamá y listo”, anunció. Rápidamente, Susana atendió: “Hola, Guido”, se escuchó del otro lado. “¿Vos estás mirando la tele?”, quiso saber Kaczka. “Sí, y estoy llorando”, confesó ella entre risas.
“Divinos los padres, muy fuerte. Y divina la nena como patina. Hermosos, hermosos”, agregó emocionada. “Bueno, má. Te mando un beso grande, después hablamos”, respondió Guido antes de cortar. Y su madre cerró con ternura: “Gracias, hijo. Un beso. Chau. Besos para todos”.